Pedro Naigual aún recuerda las torturas a las que fue sometido mientras hizo su servicio militar, durante los años 1987 y 1990. “Éramos los conejillos de indias. Para aprender torturas primero debíamos sufrirlas. Nos hacían sacrificar y comer perros, putrefactos muchas veces, y hacer punta y codo sobre sus restos. Guardias de uno, dos y hasta tres días seguidos muchas veces debíamos cumplir, nos aplicaban corriente, nos enseñaron a torturar y a ser torturados y sólo teníamos 18 años…sólo unos niños”, relata el ex soldado, que hoy se desempeña como chofer de micro en la actualidad.

En Osorno y junto a él más de 900 hombres, todos reservistas en alguno de los regimientos del país, se encuentran agrupados en una organización que pretende reivindicar su figura, ya no como los “torturadores”, sino que como víctima a las vejaciones a los derechos humanos efectuados durante el período de la dictadura militar. “Producto de ello, muchos de nuestros afiliados salieron con secuelas físicas y sobre todo psicológicas. Todo esto avalado por antecedentes y diagnósticos efectuados por médicos”, sostiene Naigual.
Se trata de la agrupación de reservistas fuerzas armadas de chile del 73-90. A través de ella, los reservistas le piden al Estado que haga cumplir las leyes con todo lo referido a la ley de reclutamiento y el derecho previsional, el daño físico y psicológicos causado por el servicio, así como también reclamar por los derechos del niño y los convenios internacionales violados durante los gobiernos de la Junta Militar y Augusto Pinochet.

De acuerdo a esto se encuentran negociando con el gobierno un bono previsional que compense en alguna medida todos los años que no hay podido cotizar, partiendo desde cuando hicieron el servicio militar, cuando recién cumplían los 18 años. Además solicitan indemnizaciones para aquellos que presentan daños físicos y secuelas psicológicas. 70 según los registros de organización en Osorno.
“Ya hemos conversado con la presidenta Michelle Bachelet y nos ha dicho que se encuentra esperando un informe desde el Ministerio de Defensa para pronunciarse sobre el tema, puesto a que el Ejército ya avaló nuestra demanda. Nosotros en la negociación, queremos pedir condiciones similares a con las que quedaron los exonerados políticos y los ex funcionarios de la CNI. Un sueldo vitalicio por ejemplo y sobre todo algún bono que nos cubra las lagunas previsionales que tenemos, pues a pesar de todo, nosotros tuvimos que cumplir una ley de Estado, que regula toda la situación previsional”, explica Naigual.

Para ello ya realizaron pocos meses atrás una gran marcha en la capital. Juntaron a más de 7 mil reservistas, los que salieron a exigir sus derechos ya a 30 años del comienzo de la Dictadura Militar. En todo caso, el número no demuestra la fuerza humana que tiene la organización, por que pese a que para una marcha en Chile ya es alto, si se revisan las cifras de la agrupación que los convoca a nivel nacional se puede determinar que son muchos. 485 mil para ser exactos, de los cuales más 4 mil son de la provincia y, como ya dijimos, más de 900 en la comuna de Osorno.

El estigma de haber sido milico
Pero más allá de las lagunas previsionales y otras demandas de orden económico que tengan los reservistas, justas a simple vista y de acuerdo a la ley, hay que hacer énfasis en toda la situación que debieron vivir una vez afuera de la institución castrense.
“Éramos los asesinos para muchos y eso nos trajo problemas mayores con la sociedad. Si encontrábamos una pega y el jefe no era partidario de Pinochet o del golpe, nos echaba y todo eso condujo a que muchos de nuestro compañeros estén hoy en la vagancia, presos o en casas para enfermos mentales”, relata el reservista.

Para él, esta situación es denigrante y si bien ahora esto ha cambiado, los daños aún se sienten y sobre todo en la memoria. Recuerda a su compañeros reservistas que fueron a construir la carretera austral y nunca volvieron y más encima aún están allí por que no se ha buscado su cuerpo. “Está también el caso del “rambo chileno”, un joven que asesinó a su familia en nuestra ciudad. Hoy está preso”, continúa Pedro Naigual.
Finalmente, el llamado que hace el dirigente es a comprender que no tienen culpa de lo sucedido en el país durante ese período. "Nosotros no somos sus representantes, de hecho los números avalan que también sufrimos y en primera línea. En la organización tenemos 70 personas con daños físicos, todo avalado por médico, que no han recibido nada. Terminaron sordos, con esquirlas en el cuerpo, inválidos y todos por haber cumplido una ley de estado. Nosotros no tuvimos nada de culpa en lo que sucedió. Éramos unos niños de 18 años recién cumplidos”, finaliza.