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El ser humano es un ser poderoso. Todos nosotros tenemos el poder de crear, transformar y destruir. Todos. Pero a lo largo de generaciones con sutileza y sin descanso, nos han robado nuestros poderes, nuestra energía vital para el beneficio y goce de unos pocos. Podemos ver y dar ejemplos de esto en muchos aspectos.

Uno de nuestros poderes más fáciles de aprender, recuperar, utilizar y manejar, el poder de las palabras. En primer lugar debemos prestar atención a las palabras más recurrentes en nuestro lenguaje cotidiano, qué le decimos a otras personas y qué nos decimos a nosotras mismas, en nuestro interior. Ahí encontraremos el origen de nuestros problemas y la semilla de nuestra transformación.

Cuando comencé con este ejercicio, me di cuenta que “no puedo” era muy frecuente en mi discurso, y el “no puedo” es destructivo, así que lo cambié por “espera”, “no quiero”, “es difícil”, “no me gusta” o “me da miedo”. Ser más específica con las razones que me hacen creer que “no puedo”, me da herramientas para resolverlo, a veces simplemente no quiero, y está muy bien saberlo. Otras veces es falta de tiempo. Pero cuando lo que siento es “miedo”, me detengo a observarlo con más atención, porque el miedo es una señal que -a veces- indica el camino a seguir.

Otro ejercicio interesante y lleno de poder es la repetición de mantras. Los mantras son palabras o frases que nos traen energía, optimismo, alegría y tranquilidad. Les propongo la siguiente tarea para que experimenten con ellos, cuando se encuentren en una situación densa, sientan miedo, tristeza o rabia, repitan en voz alta o en su interior, como gusten, las siguientes frases: “Lo siento, perdón, gracias, te amo”.

Aunque la situación o persona que tienen en frente te evoque todo lo contrario, repite por el mayor tiempo posible, entre más lo repitas más será su poder. Verán como el malestar se disipa rápidamente y encuentran una solución. Parece magia y la verdad es que para mí, lo es. Este mantra pertenece al Ho’oponopono, una técnica de resolución de conflictos de los nativos Hawaianos, y funciona para resolver toda clase de conflictos, tanto con el mundo exterior, como los internos. A mí este mantra me cambió la vida.

Por último, les recomiendo que constantemente se regalen palabras de poder, díganse a sí mismas, y mejor aún frente a un espejo, frases que necesiten oír como “tú puedes”, “eres valiente”, “eres hermosa”, “eres poderosa”, “eres amada”, “suelta y confía”, “el futuro será maravilloso”. Y verán como poco a poco esas palabras se vuelven realidad.