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Fueron menos de siete millones los ciudadanos que participaron de las elecciones de este domingo, pese a que la implementación del voto voluntario, el año 2012, amplió de ocho a más de trece millones de personas el padrón electoral.

Esto significa que solo la mitad de las personas habilitadas para votar, lo hizo. La abstención de un 50% supera los votos de cualquiera de los candidatos, lo cual abre la interrogante sobre el verdadero ganador de estas elecciones y la eficacia del voto voluntario.

Para el sociólogo Alberto Mayol, el alto porcentaje de abstención se debe a un distanciamiento de la ciudadanía con la lógica de la representación, un problema que emana desde los partidos políticos.

“Lo que revela esto es que el fenómeno de fondo de la abstención es el distanciamiento con la lógica de la representación y no con la política necesariamente, recordemos que hoy día en Chile estamos en presencia de una discusión sobre política muy intensa e interesante. En cambio, la dimensión de la representación se encuentra muy dañada y es allí donde tenemos que poner atención en términos de decir que aquí el problema está en los partidos políticos, en los representantes, en las normas que rigen la representación. Es allí donde están los problemas más agudos con toda evidencia”, explica.

El experto asegura no tener dudas de que la abstención en segunda vuelta será “escandalosa”, lo que plantea un complejo escenario para el próximo gobierno.

“Hay muy poca probabilidad de que los votantes de las candidaturas minoritarias se traspasen a los otros candidatos, básicamente porque como los resultados son bastante evidentes y obvios, no va a ser relevante ir a votar. Pero yo creo que se enfrentan a una situación muy complicada en la Nueva Mayoría, porque una participación muy baja en la siguiente elección puede ser un gran problema. Yo creo que ahí les pasó la cuenta el haber hecho una estrategia de conservación de los votos sin presencia de la candidata, sin activación de la ciudadanía por parte del comando”, advierte.

Para Alberto Mayol, la abstención es un fenómeno estructural que no depende solamente del voto voluntario. En esto coincide el cientista político Gustavo Rayo, para quien este sistema solo ha demostrado la realidad de la cultura cívica de nuestro país.

A su juicio, “los niveles de participación electoral históricos estaban fuertemente marcados por un factor bastante coactivo, pero no necesariamente la internalización de una cultura política participativa de nuestra sociedad”. En ese sentido, el especialista afirma que en esta elección “estamos presenciando los niveles reales de adhesión y no aquellos que estaban forzados por el temor a una sanción”.

Felipe Heusser, fundador y presidente ejecutivo de Ciudadano Inteligente, apunta a razones políticas y “administrativas”, como las falencias en el transporte público, para explicar la alta abstención en estas elecciones. Sin embargo, explica que en comparación con las elecciones presidenciales de 2009, hay solo medio millón de personas de diferencia.

De todas formas, afirma que pese a que lo positivo del voto voluntario es que establece nuevos grupos de electores “para muchos desconocidos, lo que obliga a los candidatos a salir a buscar esas votaciones”, es un proceso al que tanto el electorado como los políticos tienen que irse acostumbrando.

“Acá quienes tienen mayor responsabilidad de convocar es la clase política, no es la ley que con tal de establecerlo como obligatorio las personas van a correr a ir a votar. La responsabilidad es de la clase política y esperemos que la curva de participación vaya creciendo con el tiempo”, manifiesta.

De esta manera y a menos de un mes de la segunda vuelta presidencial, el desafío a corto plazo es fomentar la participación particularmente de los jóvenes, para que la candidata que se convierta en la próxima Presidenta de la República lo haga sobre la legitimidad del voto de la gran mayoría de los ciudadanos.