¿Qué tan buenos críticos somos los chilenos?

¿Qué tan buenos críticos somos los chilenos?

05 Marzo 2013

El reciente Festival de Viña 2013 ha estado rodeado de críticas buenas y malas sobre el actuar de los animadores, invitados y organización. Pero, ¿Realmente somos buenos críticos los chilenos o adoptamos directamente una crítica basada en la descalificación?

Omar Gonzalez >
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Con el reciente “Festival de Viña del Mar”, se han encendido un sinnúmero de críticas, cuestionamientos y opiniones divergentes, ya sea por lo dicho, o no dicho, por lo hecho o no hecho por parte de algún partícipe; invitados a la gala inicial, asistencia de artistas, organización, actuación de los animadores y en especial por las candidatas a reinas del festival, por su forma de vestir, por sus actitudes, por su carácter, personalidad, en fin, por diversos aspectos.

En esto han surgido entonces múltiples reproches, amonestaciones, que prendieron polémicas lo que sin duda no es para nada inaudito, raro o insólito en esta clase de eventos, sobre los cuales los chilenos ya estamos habituados o acostumbrados a observar, viendo bajo nuestra singular lupa, tachando o reprobando lo que se hace, se dice o se piensa.

Es que las personas somos únicas, ninguna es igual a otra ni siquiera en los gemelos idénticos, por cuanto como ya se dijo, las diferencias individuales ejercen un profundo efecto en las actitudes, en los sentimientos y en la manera de pensar, lo que se demuestran también sin duda frente a determinados hechos o situaciones que nos pueda llamar la atención, provocando en cada persona un irresistible deseo de expresar nuestro desacuerdo, exponiendo a como de lugar nuestros propios puntos de vistas, creyéndonos dueños absolutos de la verdad, en que las cosas debieran hacerse, sentirse o pensarse de una manera mejor.

La personalidad es lo que hace a uno único. La manera de hablar, de caminar, su aspecto, su conversación, sus valores y conflictos internos contribuyen todos a conformar lo que es la persona, aunque mucho aparenten lo que no son. No obstante el problema a nivel social se ve aun mas complicado cuando en nuestras opiniones adoptamos una postura “critica destructiva”, pudiéndose llegar de manera fácil, a la descalificación, a la ofensa, dentro de desmedido afán por llamar la atención, deseo de figurar o hacerse destacar.

De acuerdo a esto podemos observar en los distintos medios sociales y en especial en los medios de comunicación tales como; la televisión, prensa, radio, y redes sociales por Internet, como tanta gente hace críticas y pone en el tapete de la discusión algún hecho novedoso, para convertirlo en una situación polémica, tratando de cualquier forma invalidar una realidad determinada, lo que en buen chileno solemos decir hay… “palos porque bogas y palos porque no bogas”.  

Tal situación que caracteriza al ser humano al parecer se hace insostenible cuando esta critica y afán de cuestionar se hace un hábito unido a la falta de tolerancia, calma o paciencia para aceptar lo que otros puedan hacer, pensar, sentir o decir, lo que concretamente no solo atañe a las expresiones verbales, sino que también a todo nuestro accionar. Por ello el cuestionamiento tiene que ver específicamente con el hecho de discutir o poner en duda una situación cualquiera, considerándola como poco confiable e incorrecta.

En consideración a esto, podemos afirmar que el afán de cuestionar es inherente a la condición humana, de creerse el cuento, de que cada uno es especialista en tal o cual ámbito, he ahí entonces que por ejemplo: en un partido de futbol cualquier hincha puede considerarse un experto critico al juego que desarrolla un jugador, a las medidas tomadas por el entrenador o por el arbitro acorde con el resultado final.

De la misma forma en la vida diaria estamos habituados a cuestionar o estar expuesto a la crítica. Si usted amigo lector va conduciendo su vehiculo y se detiene por reglamento frente a una luz roja y luego al cambiar el semáforo al color verde, de inmediato el bocinazo del conductor o conductora que va tras suyo le indicara que debe salir disparado, como un bólido, cuestionando su procedimiento de conducir con prudencia, creyéndose el que va atrás un haz o capo del volante.

Lo mismo sucede con los eventos artísticos, todos nos creemos críticos del arte, de la música, la pintura, la cerámica, el teatro, en fin en toda expresión o gestión que tienda hacia lo estético, en todas estas manifestaciones nuestra opinión esta por sobre toda las demás, es la mas valedera y en consecuencia nuestra critica es plenamente predilecta por sobre todas las otras ponencia, nuestro individualismo se torna vigente y nos da poder, sin percatarnos que nuestra critica pueda ser mas destructiva que constructiva.

Es que la sociedad que hoy vivimos es extremadamente competitiva y por lo tanto el afán de sobresalir es urgente y la competencia por destacar es cada vez mayor, pero lamentablemente las personas criticonas por lo general son más destructivas que constructivas. Esto se ve claramente en más de algún programa de televisión, los cuales con el fin de lograr un mejor ranking de televidentes, sus actores o animadores no trepidan en caer en actitudes agresivas, ofensas, escándalos y chismes, llegando inclusive a los golpes, cachetadas y tirones de pelo.

Resulta obvio que el mundo de hoy, avanza a pasos agigantados por lo que para ser un buen crítico en el terreno que sea, hay que estar verdaderamente preparado en cuanto a conocimientos y más importante aún, hacerlo con altura de mira tratando de ser críticos pero también autocríticos. En ambos procesos es pertinente desarrollar una lógica y una especial habilidad para adaptarse racionalmente a aquellas situaciones que sean claramente polémicas, tratando de congeniar el “Ser, con el deber ser” de manera equilibrada, prudente y mesurada, sin olvidar que en todo hecho o situación aparentemente negativa, siempre hay algo positivos que rescatar.