¿QUE ES SER EVANGELICO?

¿QUE ES SER EVANGELICO?

31 Octubre 2011

¿En el día de las Iglesias evangelicas, que mejor que realizar un examén de lo que realmente es ser evangelico?

Gabriel Barrera >
authenticated user Corresponsal

¿Qué Es Un Evangélico? – Phil Johnson

(Por Phil Johnson) 

“¿qué es un evangélico?” 

 Francamente es una de esas preguntas que usted puede contestar casi de cualquier forma que desee y defienda su respuesta tan articuladamente como a usted quisiera, y la mayoría de la gente incluso le va a decir que está equivocado. Porque parece que en estos días todo el mundo tiene su idea personal de lo que constituye ser un evangélico. Pregúnteles a 100 evangélicos que definan lo que quieren decir por el término y las probabilidades son que usted seguramente va a conseguir 100 respuestas diferentes – algunas de ellas tan desenfrenadamente diferentes en lo que se refiere a ser prácticamente contradictorio.

Los Evangélicos han estado esforzándose en ser todas las cosas para todos los hombres para al menos a dos o tres generaciones, y a este respecto han tenido éxito totalmente: El movimiento evangélico es ahora tan amplio y diverso que usted lo puede definir casi de cualquier forma que usted quiera. En un artículo celebrando su 50 aniversario hace un par de años, Christianity Today dijo que creer que la diversidad de pensamiento es de hecho la nota dominante del evangelicalismo.

Y eso es probablemente cierto si usted está hablando del movimiento evangélico contemporáneo. Si podemos percibir los contornos del evangelicalismo por el momento mirando al electorado de la revista Christianity Today, pienso que sería común y corriente decir que es una de las multitudes más grandes mixtas alguna vez se haya conocido en el área de la religión humana. Y eso no es un cumplido. No es una algo bueno. Usted se encontrará aquella expresión “multitud mixta” tres veces en la King James Version de la Biblia, y en cada una es una expresión menospreciativa utilizada para describir la mayoría reincidente, espiritualmente ecléctica, y moralmente comprometida de los Israelitas durante los tiempos de sus peores apostasías.

Ahora, sé que ésta no es una opinión popular, y con toda probabilidad alguno de ustedes aquí mismo en este lugar estará en desacuerdo conmigo cuando digo esto, pero en mi valoración no vivimos en un tiempo de apostasía no tan diferente de algunos de las épocas descritas en el Antiguo Testamento, dónde la adoración a Jehová fue tan comprometida que los buenos hombres, incluyendo Elías, algunas veces se preguntaron si aun existían personas que no hubiesen doblado sus rodillas ante Baal.

Allí lo tiene. Estoy comenzando a sonar muy negativo a pesar de los mejores esfuerzos de todo el mundo por ayudarme a ser positivo. Así es que déjeme decirlo así: Soy positivo de que el amplio movimiento evangélico de hoy es abominable. La marca del Cristianismo (o ¿debería decir “las marcas surtidas del Cristianismo?”) representada por Christianity Today, La Asociación Nacional de Evangélicos, y la Christian Coalition – los herederos espirituales de Billy Graham, El Seminario Fuller, y las Urbana Conferences –aquel gran movimiento con el que la mayoría de nuestros padres espirituales se identificaron –aquel vasto movimiento ahora es como completamente reincidente y espiritualmente degenerado como Israel lo estaba en su condición más reincidente durante los tiempos de la apostasía descrita en el libro de Jueces. Hemos alcanzado ese punto donde “todo el mundo hacía lo que bien le parecía”. Y montones de así llamados evangélicos piensan que eso está muy bien. Los editores actuales de Christianity Today parecen pensar eso está muy bien. Nunca se cansan de celebrar “la diversidad” de sus elementos.

Francamente no me gusta identificarme con el movimiento evangélico contemporáneo. Soy fuertemente tentado simplemente a dejar de llamarme un evangélico completamente, solamente para evitar ser asociado con cada sinvergüenza religioso infame desde Ted Haggard hasta Joel Osteen. ¿Qué quiere decir realmente decir que somos evangélicos cuándo la colección de fieras de herejes y charlatanes que aparecen todas las noches en TBN insisten todos que son evangélicos, también? Tony Campolo, quien ha renunciado a prácticamente todo lo que escaracterísticamente evangélico, insiste en llamarse un evangélico. Montones de católicos romanos se llaman a sí mismos evangélicos. Últimamente aun los mormones han comenzado a sostener la opinión de que tienen derecho a esa etiqueta igualmente. Ninguno de ellos convendría en lo que el término quiere decir, por supuesto, pero todos ellos quieren llevarlo puesto, porque les da una conexión artificial con el patrimonio sustancioso de la historia evangélica.

Y eso es precisamente el problema para mí. Por eso no estoy dispuesto realmente a renunciar al término aún. Yo afirmo los principios evangélicos históricos. Los evangélicos originales son mis antepasados espirituales. Creo lo que ellos creyeron, y soy un apasionado acerca de las cosas que ellos fueron apasionados. Compartimos una fe común, y acierto a creer que es la misma fe proclamada por los apóstoles y la iglesia primitiva. Pero en el amplio recorrido de la historia de la iglesia, el conjunto de convicciones que mantengo es mejor conocido por el nombre deevangelicalismo. Y no estoy listo aún para conceder esa etiqueta a personas que no tienen una conexión espiritual – y nada en común – con las creencias evangélicas históricas.

A propósito, hay alguno quienes intentarían decirle que todo lo erróneo del movimiento evangélico visible de hoy está arraigado en el conjunto original de creencias que dieron nacimiento al evangelicalismo. El arzobispo de Roma encabezaría la lista de aquellos que harían ese argumento. Él diría que el evangelicalismo de hoy es diverso y doctrinalmente caótico precisamente porque los evangélicos protestantes originales partieron del magisterio de Roma. Él diría que sin un intérprete infalible de la Escritura y un obispo que puede hablar con autoridad absoluta excátedra, era previsible que el evangelicalismo se desintegrase en una confusión de enseñanza contradictoria.

Por las razones que sean, una buena cantidad de ex -evangélicos han encontrado convincente ese argumento. Un par de años atrás, Frances Beckwith, quien fue presidente de la Evangelical Theological Society de aquel tiempo, anunció que él se convertía (o des-convertía) hacia el catolicismo romano. Y este fue uno de sus argumentos: Él había concluido que el Evangelicalismo carecía de alguna tradición apremiante. Mirando el evangelicalismo en el panorama de la historia de la iglesia, él había decidido que era una anomalía, y un peligroso conjunto de ideas que se tenían quea arrancar.

Curiosamente, eso no guardó a Beckwith de permanente insistir en que él merecía todavía llamarse a sí mismo “evangélico,” y él inicialmente parecía pensar que no había razón por la cual él no debería se capaz de conservar su puesto como presidente de la Evangelical Theological Society.

Me ha sorprendido y consternado durante la década pasada o más ver a un número de jóvenes siguiendo los caminos similares a los de Francis Beckwith. Con toda razón, hartos de la superficialidad y la confusión doctrinal que domina al movimiento moderno y postmoderno evangélico, equivocadamente concluyen que los principios evangélicos tienen la culpa. Así es que abandonan el evangelicalismo totalmente – no simplemente el movimiento evangélico (que francamente merece ser abandonado) sino también el núcleo de creencias de la convicción evangélica histórica. Algunos de ellos (como Beckwith) van camino a Roma; otros (como Franky Schaeffer y Peter Gillquist) se han ido hacia la Ortodoxia Del Este; muchos otros han ido en pos de diversas tendencias del Movimiento Emergente – tragándose la mentira de que las iglesias emergentes encienden velas y hablan acerca de la espiritualidad contemplativa, que de alguna manera tienen un fuerte vínculo con el Cristianismo histórico que el que sus padres tienen en iglesias sensible al buscador – donde la única liturgia que conocen son sus coros triviales conducidos por bandas de rock y los sermones basados en referencias a la cultura pop. Francamente, la liturgia de la reunión Emergente común es diez veces peor que eso – pero todavía, montones de gente joven abandonan las creencias evangélicas porque piensan que esas creencias son las que hicieron al movimiento evangélico del día de hoy tan loco y bochornoso como lo es.

Ahora, estoy convencido de que el movimiento evangélico se fue el mal camino no porque siguieron principios evangélicos históricos, sino porque los abandonaron. Francamente, el evangelicalismo contemporáneo no tiene derecho a esa etiqueta. En la mayoría de los casos, el movimiento evangélico no es evangélico en absoluto, y no lo ha sido desde los 1950s.

Quiero utilizar nuestro tiempo en esta sesión para explicar el por qué ese es mi punto de vista – examinando la historia del evangelicalismo. No tengo un bosquejo, realmente – simplemente unalínea cronológica muy amplia, la cuál tenemos que dirigirnos hacia el final muy de prisa. Pero intentaré avanzar en línea recta sin saltarme, y haré todo lo posible para hacerlo fácil y que usted permanezca conmigo.

Ahora déjeme explicar que digo cuándo hablo de principios evangélicos – el corazón y la base de la creencia evangélica. Como he mencionado, tengo en mente primordialmente dos cosas: La autoridad de la Escritura y la verdad del evangelio. Lo pienso realmente como tan simple lo es.

Los Evangélicos, históricamente, han considerado la Biblia misma como la misma Palabra de Dios y por consiguiente la más elevada de todas las autoridades en la tierra; y han considerado el evangelio de la salvación por la gracia a través de la fe a través de la obra de Cristo en la cruz como el centro no negociable de todo lo que creemos y enseñamos.

Si usted afirma esas verdades en el sentido evangélico, usted instantáneamente tendrá por entendido que las implicaciones de esos dos principios son de mucho alcance y no superficiales. Por ejemplo, la auténtica creencia evangélica siempre ha respaldado firmemente la primacía de la gracia divina, la exclusividad de Cristo, la naturaleza substitutoria de la expiación, y la fe solamente como el instrumento exclusivo de nuestra justificación. También sostendría la opinión de que la convicción evangélica en relación a la autoridad de la Escritura también siempre ha incluido la verdad de la infalibilidad bíblica. Es mi convicción personal que alguien que niega la infalibilidad de la Escritura se posiciona fuera del pensamiento prevaleciente de la creencia evangélica histórica y realmente no merece llamarse un evangélico. Pero la infalibilidad no es una verdad que le añado a la autoridad de la Escritura; eso es simplemente lo que quieren decir los evangélicos cuando afirman la autoridad de la Escritura.

Pero para el bien de la simplicidad, quiero hacer énfasis en que todos los puntos fundamentales evangélicos históricos son incluidos bajo estos dos títulos: La autoridad de la Escritura y la centralidad del evangelio verdadero. O si usted prefiere la terminología de la Reforma, sola Scriptura y sola fide. (Si usted no tiene en claro en lo que los Reformadores quisieron decir porsola Scriptura y sola fide, o si usted está poco familiarizado con el peso que los Reformadores colocaron en esos dos principios, intentaré aclarar esas cosas cuando llegamos a ese punto en la línea cronológica.)

Pero empecemos con los apóstoles y la iglesia del Nuevo Testamento. Ya he dicho que es mi convicción de que el evangelicalismo data de la era apostólica, y en términos muy simples, he aquí el por qué: Examine la teología del Nuevo Testamento y usted descubrirá que estos dos principios evangélicos vitales – la autoridad de la Escritura y la importancia de tener el evangelio correcto – son repetidamente enfatizados. Usted no encontrará énfasis en absoluto en las cosas que son importantes para los sistemas institucionales, jerárquicos del catolicismo romano y la Ortodoxia Del Este. La sucesión apostólica, las estructuras episcopales, las fórmulas litúrgicas, y la mayoría de las otras doctrinas que esas tradiciones tienden a enfatizar en su mayoría – incluyendo la veneración de María, la doctrina del purgatorio, la cabina confesional, y la estantería – usted no encontrará ninguna mención de esas cosas en el Nuevo Testamento en absoluto.

 

 

Por otra parte, la mayor parte de las epístolas en el Nuevo Testamento fueron escritasprecisamente para defender esas dos cosas esenciales evangélicas. La mayor parte de las epístolas tienen un empuje polémico. Es claro al leer usted las epístolas del Nuevos Testamento (así como el libro de los Hechos) que incluso en las iglesias primitivas apostólicas más tempraneras, las influencias gnósticas tempranas ya atacaban la autoridad de la Escritura. Éstas realmente fueron simplemente formas embrionarias de ideas que más tarde se desarrollaron dentro del gnosticismo – pero arremetieron contra la iglesia aun antes de que el canon de la Escritura fuese completo. El apóstol Juan trató con ellos en las primeras dos partes de sus tres epístolas. Él básicamente resume el espíritu evangélico en su segunda epístola, donde a la mita de su énfasis de la importancia del amor para con los hermanos verdaderos, él le dice a la señora elegida que si alguien viene a ella con un mensaje que es cualquier cosa que no sea de la enseñanza de Cristo como es proclamada a través de los apóstoles y registrada en el Nuevo Testamento, ella incluso no debía darle a esa persona un saludo formal – la cuál fue una función ceremonial de respeto y hermandad. Tal persona no es un hermano en absoluto, sino un falso maestro que debería ser evitado, aun si él se llama un cristiano. Segunda Juan 7-11:

7Porque muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Quien esto hace es el engañador y el anticristo. 8Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que recibáis galardón completo. 9Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo. 10Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡Bienvenido! 11Porque el que le dice: ¡Bienvenido! participa en sus malas obras.

Esa clase de diferenciación un poco cuidadosa entre la verdad y el engaño es clásicamente evangélica. Y no pierda el punto que lo que Juan estaba defendiendo allí era la autoridad de la verdad revelada en contra de los sueños y las imaginaciones de aquellos proto-gnósticos.

Específicamente, ese texto afirma la importancia de una cristología sana (en contra de una doctrina que claramente implicaba una negación de algún aspecto de la encarnación). Juan dice que alguien que niega la encarnación – la deidad de Cristo y Su preexistencia eterna – no es un cristiano en absoluto. Todos los fundamentos de la doctrina trinitaria son por supuesto implicados en eso.

Pero lo que es distintivo de la convicción evangélica se resume en el principio de sola Scriptura.Creemos que estas cosas son Cristianismo esencial no porque algún Papa o algún concilio de iglesia las declara que así lo son, sino porque eso es lo que enseña la Escritura. Las doctrinas básicas de la Trinidad y la encarnación están tan entretejidas en la trama del Nuevo Testamento que si usted los niega y juega con su interpretación de la Escritura con intención, usted en efecto se ha burlado de la autoridad de la Escritura. Ese es el punto de 2 Juan, y ese es uno de los pilares de la convicción evangélica.

O para establecer el hecho más simplemente, 2 Juan 7 expresamente dice que aquellos que niegan la encarnación – “no confiesan que Jesucristo ha venido en carne”– son engañadores y anticristos. Los Evangélicos aceptan esa diferenciación porque implícitamente aceptan la autoridad de la Escritura.

O considere el libro de Gálatas. Todo el mensaje de esa epístola está arraigado en principios evangélicos. Des del el principio, el apóstol Pablo deja en claro esto. Capítulo 1, versículos 8-9, él escribe: “Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.” Hay está esa diferenciación evangélica clásica de nuevo entre el Cristianismo auténtico y todas las variedades falsas. Pablo lo indica dos veces dando énfasis en un intervalo de dos versículos. (Como un editor, ese es el tipo de redundancia que normalmente editaría fuera.) Pero la repetición es deliberada y acentuada por una razón. Pablo a propósito traza una línea clara en la arena. Y aquí el enfoque está específicamente en el evangelio. Hay un Evangelio verdadero, Pablo lo dice. Es el “Os hemos anunciado” (v. 8). Es el “que habéis recibido” (v. 9). Es el evangelio dado a nosotros en la Escritura. Hay montones de evangelios falsos, pero sólo un evangelio auténtico, y eso es lo que define y establece los linderos de la fe cristiana auténtica. Pablo no podría ser más enfático: “Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema”. El evangelio es el tema central. Y como Pablo procede a sostener en Gálatas, la justificación por la gracia solamente a través de la fe solamente – sin las obras – es el mismo corazón del evangelio. Entre mejor comprenda usted la doctrina de justificación, mejor comprenderá el evangelio.

Ahora, si usted quisiera resumir el principio evangélico en una sola declaración, esa sería: La esencia de la verdad del evangelio es plasmada en la doctrina de la justificación por la fe.

De hecho, tengo un libro en mi biblioteca que establece el argumento que finalmente hay sólo una fundamento evangélico verdadera. De hecho, Ese es el título del libro: The Evangelical Essential (El Fundamento Evangélico), por Philip Janowsky. Y él discute, muy convincentemente, también, que una encuesta de teología histórica sugeriría que la única creencia que define nuestra doctrina como verdaderamente evangélica es el principio de sola fide. La justificación por la fe – y específicamente la imputación de la justicia al creyente sin ninguna obra o ceremonias.

Ahora Philip Janowsky es un Metodista Unido, y normalmente no recomiendo libros de Metodistas Unidos, pero este es bastante bueno. El libro fue publicado por Victor House en 1994, así que me imagino que está agotado a estas fechas, pero si usted puede obtener una copia, es un libro pequeño útil.

Y estaría de acuerdo con el énfasis que Janowsky pone en la justificación por la fe en este sentido: De los dos pilares de la convicción evangélica que estoy dando – la autoridad de la Escritura y una comprensión sana y bíblica del evangelio – el punto acerca del evangelio va más hacia el corazón de lo que define a un evangélico que cualquier otra cosa.

De hecho, eso se refleja en la palabra evangélico. Obviamente, es derivado de la palabra griega para el evangelio – el evangelion; las buenas noticias. De esta forma el nombre evangélico por sí mismo es una referencia al evangelio. Y la razón por la que Janowsky dice que el corazón de la creencia evangélica está resumido en esa única verdad distintiva (en lugar de lo dos que le he dado) es ésta: Mientras que hay no-evangélicos y incluso algunas sectas que podrían compartir nuestro compromiso con la autoridad de la Escritura – o el afirmar que lo hacen – nadie excepto los evangélicos a fondo y consistentemente captan el principio de sola fide y todas sus implicaciones. Así es que la doctrina de la justificación por la fe es de hecho tanto la doctrina decisiva del evangelicalismo histórico y el mismo corazón del mensaje del evangelio.

 la razón por la que creo que la iglesia apostólica verdadera fue clásicamente evangélica es que ese es precisamente al argumento que Pablo hace en el libro de Gálatas. Es también el tema de Romanos, Hebreos, y Efesios. Se refleja igualmente a un grado u otro en prácticamente cada libro del Nuevo Testamento.

La así llamada Perspectiva Nueva del obispo NT Wright sobre Pablo a pesar de todo, lo que usted ve en la batalla de Pablo con los Judaizantes es una defensa clásica de los principios evangélicos. Lo que Pablo defendía en Gálatas y en cualquier otra parte fue el evangelio, no una noción pos-modernizada de la diversidad racial y étnica. Él defendía la simplicidad evangélica del evangelio verdadero en contra de la influencia legalista de los Judaizantes. (Si usted duda de eso, lo siento. Mi consejo sería leer un poco menos de lo que está actualmente en boga en la comunidad académica y un poco más del patrimonio sustancioso de los comentaristas evangélicos.) Pero no nos desviemos del tema.

Recuerde, el apóstol Juan trazó una línea entre la verdad evangélica y las formas incipientes de gnosticismo. Pablo levantaba un límite diferente – entre el evangelio verdadero y la soteriología falsa de los Judaizantes. Ambos apóstoles plasmaron el espíritu evangélico.

Comentarios

Imagen de Alberto

La biblia es un libro

La biblia es un libro subjetivo, contradictorio y ademas violento.

La religion no produce otra cosa que violencia, silencio, y alineacion. Es muy posible que nadie tenga la verdad en este tipo de cosas (Dios y Biblia), ya aprendimos que ninguna institucion es mas importante que el ser humano. Su comentario es muy Subjetivo y podria generar una motivacion para el pensamiento unico. Quizas podria usted  realizar una reelectura y vera que hasta parece fundamentalista. Utilizar solo biblia para decifrar el tema humano es complejo, Sn Pablo habla de la sombra y la subtancia terminos estudiados y definidos por los griegos de antaño. Me huele a que su ideologia es la extraña.

Alberto