[Opinión] Ciudadanía, centralismo y crisis de liderazgo

[Opinión] Ciudadanía, centralismo y crisis de liderazgo

26 Mayo 2017

"Encuestas dicen que como chilenos somos felices, aunque percibamos que el resto se encuentren mal, una sorprendente contradicción y tan fuera de lugar, que no hace más que demostrar nuestra verdadera idiosincrasia y que siempre vemos lo que queremos ver".

Andrés Gillmore... >
authenticated user

Es indudable que la crisis de liderazgo que vivimos en la actualidad, se ha apoderado del devenir político del país y un gran porcentaje de la ciudadanía, no esta satisfecho con la oferta de los que pretenden llegar a la Moneda, oscureciendo la proyección de desarrollo del país y con la seria limitante para el ciudadano común, que cualquier grupo que logre llegar a la Moneda, le complicara la existencia al bando contrario y por ende complicara al país como un todo.

Si tuviéramos la capacidad de confeccionar el candidato ideal de acuerdo con lo que han presentado los conglomerados, tal vez tendríamos la posibilidad de crear el liderazgo que necesita la ciudadanía para sentirse confiada y que cualquiera de los caminos elegidos será respetado. Lo ideal en términos de lideranzas, sería hacer una mezcla en positivo entre Alberto Mayol y Beatriz Sánchez, que en una sola persona tuviéramos el carisma de la periodista Sánchez y el fondo del sociólogo Mayol. Que en la derecha la propuesta de Felipe Kast se uniera el desenfado de J.M. Ossandón con la experiencia de Sebastián Piñera. Que la imagen de Alejandro Guillier se sumará a la rapidez mental de ME-0. Que la senadora Goic sumará a su impronta regionalista, el carisma y el discurso de estadista que tuvo Eduardo Frei Montalva. Ninguno de los candidatos convence, poniendo mucha inseguridad al futuro de todos, que no es solo de algunos. Entendiendose, que el próximo período presidencial, será extremadamente delicado y marcará la pauta del futuro de Chile para los próximos 20 años, porque no podemos vivir eternamente en transición.

Las encuestas dicen que como chilenos somos felices, aunque percibamos que el resto de nuestros compatriotas se encuentren mal, una sorprendente contradicción y tan fuera de lugar, que no hace más que demostrar nuestra verdadera idiosincrasia y que siempre vemos lo que queremos ver, nunca lo que es y con la fuerte tendencia a ocultar nuestras verdaderas intenciones. Toda esa precariedad de forma y fondo de nuestra idiosincrasia chilensis, nos ha proyectado como una sociedad ensimismada y egoísta, que podría responder la falta de lideranzas fuertes y creíbles en el país; según mi opinión se sustenta en un modelo de desarrollo neoliberal, que estimula el exitismo, la competencia exacerbada y el individualismo como forma de vida.

Al vivir en Aysén por 32 años, he podido percatarme que los liderazgo son obstruidos por el centralismo de la política chilena, donde la falta de un regionalismo armónico, positivo y con sentido común han hecho que los liderazgos regionales estén ocultos por los intereses centralistas de los partidos políticos y la imposición con la que trabajan por sus propios intereses y no por el de las regiones o del país. La mayoría de los parlamentarios que representan las regiones son santiaguinos y la actual ley permite a pesar de la supuesta reforma, que los senadores a diferencia de los diputados que se les exige cinco años de residencia en la región como mínimo para ser candidatos, no se les exija residencia para postularse, permitiéndoles a los partidos políticos la posibilidad de poner lideranzas trasnochadas en regiones para ocupar puestos de representación y garantizar sus “intereses”. Todos sabemos que los senadores son los que mandan en las regiones y los intendentes son buzones.

Un ejemplo de lo que continua sucediendo y que puede extrapolarse a otras regiones del país, es lo que sucede en Aysén; que viene pidiendo hace rato descentralización y autodeterminación. El PS que discursa a favor de la descentralización por los medios, pone de precandidatos a senadores a Camilo Escalona y Marcelo Díaz (ex vocero de gobierno, imputado por cohecho) y ambos no tienen ninguna relación con la región y pretenden en los tiempos que corren representar Aysén en el congreso. Demostrando que el centralismo esta vigente y solo es un discurso de los partidos llamados tradicionales, que no quieren perder el control que les otorgan los senadores, que hacen y deshacen para favorecer criterios centralistas, abusando de las huestes regionales, con propuestas de trabajos y cargos en el gobierno regional con tal que los dejen hacer.

No tengo la menor duda, que la falla del diseño del proyecto para elegir gobernadores regionales, ha sido con el propósito de tener una justificativa, una disculpa creíble con “fundamentos” para oponerse a la descentralización. Si no, cómo pueden explicar el pésimo diseño de lo que quieren implantar, que permitiria dos gobiernos paralelos en regiones y que el elegido democráticamente como Gobernador Regional, no pueda contar con la autoridad y con la financiación para hacer una labor adecuada a las necesidades de la región y el riesgo que eso significa para la tranquilidad interna de las regiones, en caso de llevarse a cabo la elección de los gobernadores con esas condiciones de diseño.

Hace tiempo que los liderazgos se han transformado en una preocupación central de la política Chilena, que no se ha podido resolver. los que han surgido, son porque no existen más, entendiendo que las lideranzas suelen atraer lo indeseable de una sociedad, que no encuentra nada mejor que escudarse en ellas, para introducir realidades poco claras, trastornando el comportamiento político y social de la sociedad, con lideranzas de poder, que solo representan los intereses creados y no los del país.

El gran problema esta en el sistema presidencialista, una forma del pasado en el mundo del futuro y que fundamenta el centralismo actual. Hoy existen por suerte voces disidentes en este sentido, para que podamos pasar a un formato semi-presidencialista o parlamentario con un primer ministro. El presidencialismo que podría denominarse como un “rey democrático” dueño de todas las decisiones, con dos instituciones cuya legitimidad deriva del voto popular: el parlamento y el presidencial. Con el cambio en la ley electoral, que retiro la obligación de votar a los ciudadanos, predispuso estratégicamente que las elecciones fueran en determinadas circunstancias (como en las actuales) solo entre los miembros de los partidos y de esa manera manipular los acontecimientos y que exista la posibilidad que el elegido no tenga la representación necesaria que necesita un rey o una reina para gobernar, facilitando el caudillismo ante la falta de representación.

En la actualidad no existe una lideranza capaz de unir al país ante un objetivo y tomar la tarea de formatear la estructura productiva, industrial, social y cultural del país ante los desafíos que tocará enfrentar. Las lideranzas que pretenden la Moneda en la actualidad, por si solas no logran la sustentabilidad en la lideranza, para entregarle a la ciudadanía la tranquilidad que necesita un formato presidencialista para reinar.