Rosangela Almeida dos Santos, una brasileña de 37 años, fue declarada muerta el 28 de Enero recién pasado por un shock séptico, luego de sufrir dos paros cardíacos continuos.

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Familiares y amigos realizaron sus funerales sin imaginar jamás que la mujer continuaba con vida. Sólo comenzó a esclarecerse la verdad cuando vecinos del cementerio municipal de Riachao das Neves donde se le había dado santa sepultura a la mujer, alertaron a las autoridades del camposanto sobre ruidos extraños y gritos que según ellos habrían escuchado, y que al parecer provenían desde la zona donde fue enterrada la malograda mujer.

Luego de esta denuncia, se decidió exhumar el cadáver de Rosangela y once días después de los gritos escuchados, se abrió su ataúd.
Los resultados de las indagaciones fueron impactantes: la mujer no estaba muerta al momento de su funeral, y peor aún, estuvo por más de una semana tratando de salir e intentando abrir el féretro.

La madre de la señora Santos, declaró al medio local OGlobo que "Hasta los clavos del ataúd estaban flojos porque ella intentó quitar la tapa. Sus manos estaban lastimadas, como si ella hubiera estado luchando por escapar", relató su madre al medio OGlobo.

Según ha trascendido, al abrir el ataúd once días después, el cuerpo habría estado tibio, por lo que la mujer habría fallecido solo horas antes de que se abriera su tumba.

La policía local inició una investigación para determinar si efectivamente se trató de una negligencia médica, y afirmaron que si es necesario, volverán a exhumar el cuerpo para poder llegar al fondo de lo que realmente sucedió.