Chile y el litio: ¿Hacia dónde vamos en la industria del futuro?

Chile y el litio: ¿Hacia dónde vamos en la industria del futuro?

13 Febrero 2012

El anuncio del Ejecutivo sobre la puesta en marcha de licitaciones para la explotación de litio – el mineral del siglo XXI – abrió el debate sobre la forma en que el Estado debe hacerse cargo y participar de estos procesos.

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Polémica generó el anuncio que realizó el Gobierno esta semana  sobre la implementación de Contratos Especiales de de Operación del Litio (CEOL), que permitirán abrir licitaciones para la explotación de 100 mil toneladas del mineral durante 20 años.

Las razones de la controversia están a la vista: En la actualidad Chile es el mayor productor mundial del litio, que alcanza el 41 por ciento de todo lo que se genera en el globo. Este material además ha sido calificado como el “petróleo blanco” del siglo XXI por su uso en las baterías recargables de equipos tecnológicos (celulares, mp3, notebooks), construcción de automóviles eléctricos e incluso  en la generación de energía nuclear.

“Creíamos que era importante, antes de hacer cualquier tipo de apertura en términos de exploración y explotación de litio, diseñar un buen instrumento legal y jurídico que nos permita proteger este recurso que es estratégico y que va a ser de gran importancia en los próximos años en la economía del país”, comentó el diputado por Antofagasta y miembro de la comisión de Minería, Marcos Espinosa (PRSD).

Y es que si bien, dada la composición del mercado actual, la liberalización de la extracción de este mineral siempre estuvo abierta a ser discutida, diversos actores defienden la necesidad de establecer claramente la participación que tendrá el Estado en esta materia, ya sea en la explotación como tal o a través de nuevos regímenes tributarios.

El subsecretario de Minería, Pablo Wagner, explicó que por medio de estos convenios el Estado tomará parte del 7 por ciento de las ventas anuales de las empresas que se ganen la licitación, lo que produciría una recaudación estimada de 350 millones de dólares por cada proyecto aprobado. Pese a ello, ya se han planteado suspicacias en relación a que pueda ocurrir lo mismo que en la industria del cobre, donde el país podría generar muchos más ingresos por la explotación de un recurso no renovable.

En esa línea, desde la Federación de Trabajadores del Cobre indicaron que “Codelco Chile tiene una gran oportunidad de negocio, potenciando el uso de las baterías de Litio-Ion que se utilizan en los automóviles eléctricos y que tiene al cobre y al litio como insumos fundamentales”.

Más aún, la idea de poder establecer una empresa estatal que explote litio no es descabellada ya que, según señalan los expertos, la extracción no requiere de mucha sofisticación ni de grandes recursos humanos y, de hecho, este proceso es mucho menos complejo que el de otros minerales, como el mismo cobre.

“Tenemos que buscar todos los mecanismos legales a fin de que se produzcan utilidades reales para el Estado chileno. Sin lugar a dudas que la mejor opción y la prioritaria es que el Estado se haga cargo de la exploración y explotación del recurso”, dijo el diputado Espinosa.

La guerra por las baterías

Sin embargo, Jaime Aleé, director del Centro de Innovación del Litio dependiente de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile,  sostiene que más allá de la discusión sobre la explotación de este mineral,  es importante que el país aproveche la contingencia y dé el salto hacia lo que calificó como la verdadera industria del litio del futuro: La manufactura de productos asociados.

El académico aseguró que pese a que en este momento Chile es líder en la producción de este “oro blanco”, éste se encuentra en varias partes del mundo donde ya se han iniciado exploraciones, por lo que es muy probable que nuestro país pierda su estatus en este rubro.

“Existe litio casi en todo el mundo y hay reservas para más de mil años, incluso si se duplicara la demanda mundial. Si se piensa que para el cobre sólo hay reservas para los próximos 150 años debiéramos preocuparnos más de éste que del litio”, afirmó.

Pero además el ingeniero civil eléctrico advierte que pese a ser el petróleo del futuro – por su utilización en las baterías de los vehículos eléctricos – el litio en bruto es un “petróleo barato”, pues el negocio total de la extracción es sólo de 800 millones de dólares, en circunstancias en las ventas de cobre mensuales alcanzan los 3 mil 500 millones.

Para hacerse una idea, el experto explicó que “la batería de un auto eléctrico como el Nissan Leaf cuesta 20 mil dólares y el valor que aporta Chile en esa batería es de 40 dólares. Esa es la diferencia entre tener litio y entre tener el valor agregado”.

“¿En vez de preocuparnos tanto del la explotación por qué no aprovechamos este momento donde hay una efervescencia sobre este material para generar una industria de valor agregado y no pelearnos la torta de los 800 millones de dólares, sino la de los 25 mil o 200 mil millones de dólares que es la industria real, la del valor agregado, de las baterías, de los autos eléctricos?”, inquirió Alée.

En eso estarían países como Estados Unidos, Corea del Norte, China y Francia, quienes ya están preparando sus armas para librar “la guerra de las baterías de litio”.

“Los países desarrollados entienden que la industria que viene a continuación es el tema energético y las baterías van a ser un elemento clave en el transporte del futuro en la medida en que se está agotando el petróleo. Hay que considerar que en los próximos 40 años ya no va a existir el petróleo y hay que desarrollar una industria de transporte nueva basada en la electricidad y por eso las baterías de litio son clave. Éste es el material básico, pero las baterías son lo importante”, comentó.

El ingeniero retrató el nuevo escenario como lo que ocurrió cuando estalló Internet. “Esa es la ebullición que hay por el litio en los nuevos paradigmas del transporte eléctrico y nosotros estamos preocupados todavía de la explotación. Nuestra intención es que algún Yahoo o un Google del futuro nazca en Chile y ya tenemos cuatro proyectos que podrían participar en esta área de innovación”, comentó.

Por lo mismo Alée lamentó que, hasta el momento, el Estado no destine mayor cantidad de recursos a la investigación en esta industria para “no seguir mirando el país desde el espejo retrovisor, en vez de hacerlo por el vidrio de enfrente del auto”.