Reforma tributaria: Economistas proponen sumar impuesto al patrimonio

24 Abril 2014

Aplicado durante la presidencia de Eduardo Frei Montalva, se trata de un gravamen que según los expertos permitiría recaudar 900 millones de dólares, en directa relación con la inequidad en la distribución de ingresos y el alto grado de concentración de riqueza que existe en el país.

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La comisión de Hacienda de la Cámara continúa discutiendo la reforma tributaria, donde los diputados están votando el articulado en específico.

En este proceso se han presentado diversas indicaciones, y expertos proponen la idea de incorporar un impuesto al patrimonio, como ocurrió en la década del 60 durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva.

Así lo plantea el economista Andrés Solimano, panelista de Radioanálisis, quien explicó que se trata de “un impuesto justo en un país con un desmedido porcentaje de millonarios”, lo que implica preparar el sistema tributario para que las personas declaren no solo sus ingresos, sino también su patrimonio.

“Hubiera sido una buena instancia para que en esta reforma se iniciara el trabajo preparativo para un impuesto al patrimonio, que podría ser modesto y no expropiatorio, de entre uno y dos por ciento, lo que podría recaudar 900 millones de dólares”, explica el economista, agregando que “esto no es un impuesto a los empresarios, sino que a una especie de clase rentista, porque existe una distinción entre el empresario, que está afectado con el aumento del 20 al 25 por ciento de los impuestos, del rentista o patrimonialista”.

Según Solimano, este ingreso fiscal apunta a mejorar los niveles de equidad en cuanto a la distribución de ingresos.

Consultado por Radio Universidad de Chile, el senador Andrés Zaldívar, ministro de Hacienda de Frei Montalva, declinó referirse al tema quien solo hablará sobre la reforma tributaria cuando el texto ingrese al Senado.

Quien sí analizó la posibilidad de incorporar un impuesto al patrimonio fue Jorge Arrate, ex ministro de Minería, y propone que el gravamen sea considerado en el actual proyecto del Gobierno.

Como explica Arrate, gravando las grandes fortunas sería viable obtener una importante recaudación, añadiendo que “todo el mundo ha olvidado este impuesto que es a la riqueza acumulada, por lo que tiene muchos detractores, que están entre los más ricos, pero también tiene partidarios. Creo que es un impuesto justo en un país que tiene un porcentaje desmedido de multimillonarios”.

Asimismo, asevera que “es evidente que con un impuesto de estas características se debe comenzar de arriba hacia abajo, tratando de gravar ciertos márgenes de riqueza que están por sobre un cierto límite y que, por lo tanto, están afectando a los grupos más pequeños”.

También a favor de un impuesto al patrimonio se muestra el economista de la Fundación Sol Gonzalo Durán, quien plantea que la estructura tributaria de los países desarrollados se basa principalmente en los impuestos directos, los que corresponden a impuestos a la renta y también a la propiedad, como ocurre con los bienes raíces, y que permite obtener una recaudación significativa, pero que en Chile es algo prácticamente inexistente.

“El empresariado se ha acostumbrado a que no le toquen la ganancia, y ante un alza en los impuestos, que efectivamente apunta a que disminuya la rentabilidad y la pague la empresa, lo que hacen los empresarios en Chile es traspasar todo esto a precios y que finalmente el impuesto lo termine pagando no solo la clase media, sino que todos los chilenos. Es decir, el empresariado no está dispuesto a ceder ningún ápice en lo que es la tasa de ganancia y contribuir con eso a la sociedad”, analiza.

En cuanto a la discusión parlamentaria, el senador de RN Manuel José Ossandon, contrariando los planteamientos de su sector, estudia la idea de presentar una indicación para subir el impuesto de primera categoría de las grandes empresas a un 30 por ciento, más que el 25 propuesto por el Gobierno, tal como lo planteó en el programa Semáforo.

Además, en cuanto a los artículos que se han votado en la comisión, asegura que “sí se puede subir el impuesto a los alcoholes y al tabaco. No creo que eso signifique, como se dice, matar a la industria vitivinícola en Chile, lo cual no es así, pues la mayoría del vino se exporta al extranjero y no paga ese impuesto”.

Por ello, reconoce que “hay muchas acusaciones de que esto beneficia a unos o a otros y por supuesto que hay señales preocupantes. Por ejemplo, es muy extraño que cuando se inicia este proceso el presidente de la Asociación de Bancos es el primero que apoya la reforma. Claro, si se acaba el FUT todos tendrán que ir a los bancos, lo que sería un tremendo negocio, por lo que pareciera que este proyecto ha sido hecho justamente para ellos”.

La discusión del proyecto prosiguió este miércoles con una nueva sesión en el Congreso, donde fueron aprobados el artículo 5, respecto del impuesto anual que gravará las emisiones de material particulado, y el artículo 6, que elimina el Decreto Ley 600 relativo al resguardo de la inversión extranjera. Durante la tarde, se aprobó el último artículo referente al Código Tributario, y con esto se aprueba y despacha el proyecto desde la comisión. Ahora, su discusión se traslada a la Sala de Diputados, donde será ingresado la semana del 12 de mayo.