Conoce a Nueva Núremberg: el Osorno Nazi del escritor Carlos Basso

Conoce a Nueva Núremberg: el Osorno Nazi del escritor Carlos Basso

09 Marzo 2019

El periodista osornino vuelve a la ficción con su novela “República Nazi de Chile”, donde imagina un mundo donde los alemanes conquistaron Sudamérica. En entrevista con El Vacanudo, Basso nos adelanta cómo es la vida en esta distópica ciudad.

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Un anciano y enfermizo Hitler se baña en las termas de Aguas Calientes convencido de sus propiedades curativas. Mientras, su ministro Albert Speer finiquita la monumental torre Catalina, un edificio neogótico de más de 500 metros de altura destinado a ser el edificio de gobierno del continente sudamericano bajo el poder de los nazis, cuya capital es ni más ni menos que Osorno. Ciudad rebautizada como "Nueva Núremberg".

Lo anterior es sólo parte del universo en que transcurre la nueva novela del periodista Carlos Basso. Tema que no es nuevo para el escritor sureño, y es que Basso es una verdadera autoridad en lo que refiere a nazis en Chile, como ha demostrado en sus libros “América nazi” y “El último secreto de Colonia Dignidad”, entre otros.  Ahora desde la vereda de la ficción, Basso nos muestra en “República nazi de Chile” (Suma, 2019) una ucronía ambientada en un 1960 alternativo, donde los nazis ganaron la Segunda Guerra Mundial para posteriormente anexionar Sudamérica al Tercer Reich. Policías secretas, experimentos genéticos, espionaje y contraespionaje son parte de esta trama con un apocalíptico final.

¿Por qué escogiste Osorno como capital de esta Sudamérica nazi y no otra ciudad sureña? ¿Hay cierto chovinismo por tu tierra natal en esta licencia creativa?

- La elección de Osorno como escenario obedece a una serie de factores. El primero, por sus paisajes y cercanía a los lagos y el volcán, creo que habría sido un lugar que le habría gustado mucho a los nazis. El segundo motivo tiene que ver con razones vinculadas a la trama en sí misma, y esta me exigía que hubiera unas termas cerca de la ciudad, y no conozco termas cercanas a Puerto Montt o Valdivia, que podrían haber sido las otras opciones, pues además la historia siempre  pensé que transcurriera en Chile, no en Argentina. Del mismo modo, la trama tiene una fuerte vinculación con un tema agropecuario (no quiero hacer un spoiler) y ahí entra Osorno de nuevo. Y, además, siempre escribo de lo que conozco. En dicho sentido, por ejemplo, el sector de Trafún, que menciono allí, lo conozco muy bien, pues es el lugar donde nació mi madre y donde aún tengo parentela. Son pequeños guiños a la historia familiar que uno va dejando en los libros, como lo hacen muchos autores, en realidad.

Dentro de la historia, los indigentes y “razas bastardas” son destinadas a campos de concentración ¿qué habrían hecho los nazis con Carlos Basso en Nueva  Núremberg?

- Habría terminado en un campo de concentración, qué duda cabe, si en este país somos todos mestizos. Además, periodistas, escritores y personajes de este tipo nunca somos del agrado de las dictaduras totalitarias, ya sea en versión comunista o nacionalsocialista, salvo que estés dispuesto a ser un títere de ellas. Por todo ello, no tengo dudas que si hubiera vivido en un régimen nazi habría terminado en algún lugar como Auschwitz y, si hubiera vivido en la antigua URSS, en algún Gulag en Siberia.

Hacia el final incluyes un apéndice titulado “Hechos verídicos” donde explicas que con este libro no buscas provocar a nadie en Osorno ¿Cómo crees que será recibido este libro por los habitantes de esa ciudad? ¿has tenido reacciones negativas hasta ahora?

- No he tenido ninguna reacción ni pistas en dicho sentido. Más que la gente de Osorno, hay una tendencia generalizada en el país en orden a ver intenciones ocultas en cualquier cosa, y por eso me pareció necesario dejar en claro que esto es una ficción, un juego literario y nada más, que no forma parte de ninguna conspiración absurda destinada a menoscabar a alguien o a algún grupo de personas.

¿Planificas alguna actividad en Osorno para presentar este libro?

- De momento no hay nada agendado. Si alguien me invita, fabuloso.

En el mundo real se ve mucha herencia alemana en el sur de Chile, ¿dirías que también se ve herencia del nazismo? (más allá de esvásticas grafiteadas)

- No veo algo así. Hoy en día la mayor cantidad de expresiones vinculadas al nazismo son los grupos skinhead NS o los neonazis que se declaran seguidores de Miguel Serrano, Franz Pfeiffer y otros, y esos grupúsculos se concentran fundamentalmente en Santiago, en algunas comunas de la Región de Valparaíso e incluso en el norte de Chile. Es un tema grave y preocupante, pero no tengo antecedentes de que esté ocurriendo en Osorno.

Las ucronías donde los nazis ganan la guerra son quizás las más recurrentes dentro de este subgénero. ¿Hay algo de “El hombre en el castillo” o “Patria” (Robert Harris) en esta novela? ¿o alguna otra ucronía que te haya inspirado?

- La inspiración, si se así se pudiera decir, no fue otro libro, sino el supuesto mapa de América Latina que los británicos le entregaron a los norteamericanos en 1941, que mostraba al continente dividido en “cinco estados vasallos” nazis, como dijo FD. Roosevelet. He escrito varias veces sobre la historia de ese mapa, que fue una falsificación de los británicos, y siempre me he preguntado qué habría pasado si hubiera sido real y si los nazis hubieran ganado la guerra… En ese sentido hay una diferencia importante con lo que hizo Phillip K. Dick, en el sentido de que yo tomé elementos de la realidad como inicio, y tampoco hay elementos de ciencia ficción, como en su caso.

Ahora bien, “El Hombre en el castillo” es un gran libro y Amazon ha hecho un trabajo increíble convirtiéndolo en serie, pero como apuntas correctamente, me inspira más, por así decirlo, Patria, a la cual hay alguos guiños en mi novela. Otra ucronía sobre el nazismo que a mi juicio es fundamental es La Conjura contra América, de Philip Roth.

¿Por qué crees que las historias del nazismo siempre venden tanto? Hoy lo vemos en libros como “El tatuador de Auschwitz” que está entre los libros más vendidos, ¿qué crees que tiene el nazismo que sigue generando interés entre los lectores?

- Creo que tiene que ver con la fascinación que el mal ejerce en todas las personas, en la necesidad de entenderlo y de defenderse de él. El nazismo ha sido el epítome del mal en la historia y desde ese punto de vista siempre va a ser llamativo saber cómo fue que algo así naciera y eclosionara en medio de uno de los países más cultos del mundo, como Alemania.

Aunque las calles conservan los mismos nombres, son muchos los cambios en el Osorno de los nazis. Si un osornino del mundo real pudiera conocer Nueva Núremberg ¿qué panorama le recomendarías? ¿algún restaurant, ir a conocer la Torre Catalina, tal vez?

- Claro, la torre Catalina, por supuesto, aunque más allá de la ficción sería tremendo, como se plantea en la novela, contar alguna vez con una doble vía que uniera desde San Juan de la Costa (desde Maicolpué y Pucatrihue) hasta Bariloche. Una carretera de ese tipo sería algo inédito en Chile y Argentina y un impulso enorme al turismo, pues te permitiría viajar en un par de horas desde una costa increíble, en la cual los árboles se despliegan casi hasta el mar, a las orillas del Puyehue y luego a una precordillera que parece de película (y que usé también como escenario en Código América), a Villa La Angostura y luego a la majestuosa pampa argentina, a los lagos de esa zona y a Bariloche. Creo que es fundamental que alguna vez se pudiera construir una doble vía al menos entre Osorno y el paso Cardenal Samoré, pues el camino actual es lento y peligroso, y desincentiva el turismo en uno de los lugares más hermosos de este país.

Ah, y otra cosa que hay que visitar, aunque sea para mirarla desde afuera, que menciono en la novela: la antigua mansión de la familia Follert en calle Matta, que Pancho Ortega también ha usado para sus novelas. Esa casa es probablemente la construcción más original e icónica que tiene Osorno, y desde que tengo recuerdos de ella (hace casi 40 años) está en constante deterioro. Entiendo que es una propiedad particular, y ojalá que esté equivocado, pero creo que es imperdonable que no se haya hecho un esfuerzo a nivel de comunidad, municipio o de algún ente estatal, como el Consejo de Monumentos Nacionales, por conservarla y usarla para crear allí un museo sobre la inmigración alemana, un centro cultural o algo parecido, como se hizo con la antigua estación de trenes, lo mismo que ha sucedido con la casa Sofía Hott o ese maravilloso edificio en que hoy funciona el Centro Cultural de Osorno. En dicho sentido, hay que evitar a toda costa que esa casona corra la misma suerte que tuvieron los históricos conventillos de la vereda norte de calle Mackenna, demolidos para levantar un mall.

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