El bus de la libertad: La mal entendida libertad de expresión

27 Noviembre 2020

Estos días ha estado en boga una nueva polémica a nivel nacional y que rápidamente se difundió por RRSS. El (mal) llamado “bus de la libertadâ€.

Hans Spuler >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Invitado

Mismo bus que hace un tiempo atrás recorrió las calles de Santiago sembrando un discurso anacrónico y vetusto, lleno de odio e ignorancia, cuya única base de justificación es algo salido de una crónica de la edad media, el fanatismo religioso.

Te puede interesar: Clotario Blest: Un luchador incansable

Su gran impulsora, Marcela Aranda representa todo lo que está mal con esta sociedad. Odio ciego e irracional a lo distinto, incluso si eso distinto involucra a su propia hija. Quien luego de asumir su verdadera identidad fue total y completamente rechazada por la persona que, supuestamente, más debería apoyarla.

Ella es el ejemplo más claro de esas personas que bajo el alero de ese fanatismo se escudan y justifican abusando de la premisa de "libertad de expresión". No nos engañan. Lo suyo no es una mera expresión, ni opinión, porque escudarse en la libertad de expresión es el estandarte que Aranda y los que piensan como ella usan con frecuencia.

El problema es que esa libertad se convierte en libertinaje si tu “discurso†promueve activamente la discriminación, segregación y negación de la identidad de un grupo de personas y por consecuencia, sus derechos más básicos. Estamos ante una situación alarmante. Gente de extrema derecha (Axel Kaiser, por ejemplo) adora sacar a colación este tema, se autodenominan “libertariosâ€, citan supuestos estudios de diferentes disciplinas, para justificar su constante lucha para atacar a los grupos más vulnerables de la sociedad, como lo es la comunidad LGTBQ+.

Porque según ellos, “están en su derechoâ€. Acusan a las nuevas generaciones de ser “copitos de nieveâ€, de que todo les afecta, que no tienen “el cuero suficientemente duro†(curiosamente, esa misma generación es la que está impulsando los cambios más grandes de Chile en los últimos 40 años) y que es imposible censurar opiniones de odio ya que, bajo una lógica totalmente desvirtuada, si su opinión no ofendiera a nadie entonces no existiría el debate ni la democracia.

Lo que no entiende esta gente es que mi libertad termina donde empieza la tuya. Si nosotros toleramos todo tipo de discurso de odio entonces inexorablemente estamos ayudando a que la intolerancia triunfe definitivamente. Como sociedad no podemos quedarnos callados ni menos permitir que estas personas desquiciadas traten de propagar este tipo de discurso sin ningún tipo de sanción. En países como Noruega o Alemania esto está penado por la ley (3 años de cárcel para quien ofenda a una persona bi o trans). Nada de excusas baratas. Esto es un delito y debe ser sancionado como tal. Si no actuamos, a nivel individual, con nuestras conductas cotidianas, por ejemplo, social, del Estado, etc. Nos convertiremos en cómplices activos de todo el daño que se provocará.

Extrapolando al tema político, es curioso ver a parlamentarios de la UDI proponer una ley que sancione el "odio contra carabineros" por redes sociales, pero que no son capaces de proteger a las personas que de verdad necesitan protección en la vida real. No extraña en todo caso, esos mismo "provida†abogan por la salvación de los fetos, pero ante el baleo de niños del SENAME (por parte de esos mismos carabineros a los cuales quieren proteger de insultos por twitter) guardan completo y total silencio. Al parecer solo les importa la sexualidad de los niños y no su bienestar integral. Una vez fuera del útero, que se las arreglen solos…

Negar la existencia de la comunidad LGBTQ+ no hará que desaparezcan. Los hará más vulnerables a la discriminación y violencia, pero no los borrará como Marcela Aranda y su cruzada de odio quiere que suceda. No por tapar el sol con un dedo, éste dejará de brillar.

Para cerrar, señora Aranda: La homosexualidad y las identidades transgénero no son una enfermedad y no deberían ser penadas por ley o vilipendiadas por la sociedad. La homofobia y la transfobia sí… Le recomiendo terapia intensiva, aún está a tiempo.

Te puede interesar: Â¿Por qué hay tanto racismo y clasismo en Chile?: Acerca de la inclusión y la mala educación