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Las mujeres y la naturaleza: No somos territorio de conquista

12 Agosto 2020

De la misma forma en que las mujeres hemos sido abusadas y maltratadas, también lo ha sido la naturaleza, ambas por nuestra esencia salvaje, creativa y reproductora, que para algunos les parece demasiada incierta, impredecible, “salvaje”, de uso y abuso.

Fiorella Repett... >
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Esta vez se me ha hecho difícil escribir esta columna, muchas cosas están pasando mientras intentamos mantener la rutina impuesta por la pandemia durante los últimos 4 meses. Una parte de mí quería celebrar la reciente aprobación del Reglamento de la Ley N° 21.202, que establece Criterios Mínimos para la Sustentabilidad para Humedales Urbanos, que sin duda ha sido un gran avance para la conservación de humedales. 

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Pero se me hace imposible pensar en eso mientras veo constante información sobre la muerte de Iris y Rosa, dos lamien mapuches; sobre la muerte de Ámbar, una niña de apenas 16 años, abandonada por todos, en un sistema funesto que no fue capaz de ayudarla; recordatorios constantes sobre muertes que aún no se resuelven, como la de Macarena Valdés hace 4 años, o la de Amanda Rojas, hace 1 año y nueve meses; todas esperan justicia, la cual, al menos para Antonia ha sido recientemente encaminada, pero no aún alcanzada. Todas tenemos en común ser mujeres, y las que menciono, son solo algunas de las muchas mujeres, que por siglos venimos siendo abusadas, maltratadas, asesinadas. Sí, ¡siglos! Solo ahora las comunicaciones nos permiten tener la información al instante, quizás antes nadie llegaba a enterarse, o eran secretos que guardaban las familias, en general las matanzas más brutales son las que conocemos a través de los libros.

De la misma forma en que las mujeres hemos sido abusadas y maltratadas, también lo ha sido la naturaleza, ambas por nuestra esencia salvaje, creativa y reproductora, que para algunos les parece demasiada incierta, impredecible, “salvaje”, de uso y abuso. Con más de 3 mil años de patriarcado puede parecernos que estos abusos, tanto hacia las mujeres como a la naturaleza, son lo “normal”, pero no lo es. Hubo un tiempo en dónde hombres, mujeres y naturaleza convivieron en sano equilibrio, permanente contacto y respeto mutuo, tal como lo hicieron (y aún lo hacen) los pueblos originarios. Pero esta información la hemos olvidado o la hemos querido olvidar, ya que el patriarcado desde sus inicios utilizó los mitos y la religión para perpetuar -a través del miedo- esta forma de organización política, económica, religiosa y social basada en la idea de “autoridad y liderazgo” de los hombres. 

Usaron la guerra, la conquista y la inquisición para dominar a las mujeres (y a la naturaleza) a la fuerza, teniendo como principal herramienta de sumisión la violación, el maltrato y la muerte. La cual se hace presente incluso en los tiempos actuales. Usaron el fuego en nuestra contra, quemándonos en hogueras, al igual como lo hacen hoy en día con la selva amazónica, excavan los suelos, quitando cada mineral que sea posible de arrebatar a la tierra, al igual como lo hicieron y lo hacen con nuestros cuerpos y nuestros hijes. Avalados por esta estructura dónde los hombres “dominan”, basados en la falsa creencia de que son superiores, el marido sobre la esposa, el padre sobre la madre y los hijes, los adultos sobre les niñes y la línea de descendencia paterna sobre la materna.

Pero cada día somos más las y los que queremos que las cosas cambien, que buscamos respeto mutuo y a la naturaleza, no solo mujeres que estamos unidas y nos cuidamos entre todas, sino también de hombres que reconocen en el patriarcado un legado de dolor, abuso y maltrato. Esos hijes maltratados por un macho opresor, hoy en día dan la lucha, no solo por sus propias vidas, por las de sus madres y por la gran madre tierra, sino también por tener la posibilidad de tener todas y todos, una vida mejor.

Al igual que dice la canción Sin Miedo de Vivir Quintana:

Cantamos sin miedo, pedimos justicia
Gritamos por cada desaparecida
Que resuene fuerte: ¡Nos queremos vivas!
¡Que caiga con fuerza el feminicida!...

… Ya nada me calla, ya todo me sobra
Si tocan a una, respondemos todas

Al igual que la naturaleza, por siglos hemos sido abusadas, maltratadas, asesinadas. Pero ya nunca más seremos calladas ni olvidadas. Ni la tierra ni las mujeres somos territorio de conquista. 

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