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Gobierno expande los transgénicos en Chile sin establecer suficientes resguardos ante impactos negativos

24 Marzo 2011

La Fundación Sociedades Sustentables (FSS) rechaza las indicaciones al Proyecto de Ley de Vegetales Genéticamente Modificados (Boletín  4690-01) efectuadas por el Ministerio de Agricultura en Marzo de 2011. 

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Indicaciones del Ministerio de Agricultura al proyecto de ley de vegetales genéticamente modificados otorga grandes facilidades para su liberación y permite su consumo interno, sin establecer suficientes resguardos para evitar sus impactos negativos al medio ambiente, biodiversidad, salud humana y animal y no otorgan suficiente información a los agricultores y consumidores.

 

La Fundación Sociedades Sustentables (FSS) rechaza las indicaciones al Proyecto de Ley de Vegetales Genéticamente Modificados (Boletín  4690-01) efectuadas por el Ministerio de Agricultura en Marzo de 2011. Estas indicaciones que liberalizan aun más el uso de transgénicos en Chile, sólo benefician los intereses económicos de las empresas semilleras biotecnológicas transnacionales instaladas en Chile y no a los agricultores y consumidores.

Entre los aspectos más conflictivos de estas indicaciones están:

1) El proyecto elimina el requerimiento de estudio de impacto ambiental para los transgénicos de uso agrícola y forestal requerido por la Ley de Medio Ambiente (Art 10 r, Ley 19.300).

2) El proyecto da aprobación automática a los cultivos transgénicos denominados para “uso controlado”, con fines de investigación o multiplicación de semillas. Las empresas sólo deben dar aviso al SAG con 5 días de anticipación. No requieren  evaluación de riesgo, estudio de impacto ambiental o información a la ciudadanía. Sólo deben cumplir desconocidas medidas de bioseguridad que aplique el SAG. Muchos de estos cultivos serán pruebas de campo de nuevos eventos peligrosos, como los farmacultivos rechazados en otros países, cuyos impactos no han sido suficientemente evaluados. Este sistema legitima el uso de Chile como patio trasero de estas compañías.

3) El proyecto establece el “uso liberado” de cultivos transgénicos comerciales para uso nacional o de exportación. Estos deben ser aprobados sólo la primera vez, quedando luego libres de ser liberados sin solicitar permisos nuevamente. Solo requieren de una simple evaluación de riesgo y si su solicitud es rechazada las empresas gozan de amplios derechos para apelar la resolución.

4) El proyecto permite la declaración de sitios centros de origen y de diversidad para resguardar los recursos en ellos contenidos Sin embargo, esta protección es insuficiente, pues se permite la liberación de transgénicos dentro de ellos. Asimismo se crean solamente bajo propuesta del Ministerio de Agricultura, no se permite propuestas de la sociedad civil o de los mismos agricultores que quisieran resguardar sus cultivos de la contaminación. A través de ellos no es posible proteger los cultivos tradicionales diseminados en todo Chile que aun están en manos de pequeños agricultores que resguardan este amenazado patrimonio, como por ejemplo las razas de maíz existentes en Chile. Tampoco resguarda los parientes silvestres de los cultivos transgénicos, que son especies endémicas o nativas de amplia distribución.

5) El proyecto va en detrimento del desarrollo de la agricultura orgánica y convencional libre de transgénicos, pues no establece un sistema de protección de los mismos y de responsabilidad y compensación por la contaminación de cultivos y por la pérdida de certificación orgánica.

6) El proyecto otorga la facultad a las empresas para mantener reservada la información de la modificación genética de los cultivos, lo que imposibilita una evaluación cabal de sus riesgos e impactos, como asimismo su seguimiento y trazabilidad.

7) El proyecto establece que los alimentos transgénicos no deberían ser etiquetados violando el derecho a los consumidores a una información veraz y oportuna establecida por la Ley del Consumidor. En cambio, establece un etiquetado voluntario de los productos libres de transgénicos, dejando la carga de la prueba a los alimentos mas sanos y seguros que son aquellos libres de transgénicos. Éstos deberán asumir mayores costos de análisis de contenidos y pagar multas, lo que de inmediato desincentivará este tipo de etiquetado.

La Fundación Sociedades Sustentables lamenta este tipo de proyectos de ley en Chile, y seguirá atenta a su trayectoria en el Congreso.

Gobierno expande los transgénicos en Chile sin establecer suficientes resguardos ante impactos negativos

Indicaciones del Ministerio de Agricultura al proyecto de ley de vegetales genéticamente modificados otorga grandes facilidades para su liberación y permite su consumo interno, sin establecer suficientes resguardos para evitar sus impactos negativos al medio ambiente, biodiversidad, salud humana y animal y no otorgan suficiente información a los agricultores y consumidores.

La Fundación Sociedades Sustentables (FSS) rechaza las indicaciones al Proyecto de Ley de Vegetales Genéticamente Modificados (Boletín  4690-01) efectuadas por el Ministerio de Agricultura en Marzo de 2011. Estas indicaciones que liberalizan aun más el uso de transgénicos en Chile, sólo benefician los intereses económicos de las empresas semilleras biotecnológicas transnacionales instaladas en Chile y no a los agricultores y consumidores.

Entre los aspectos más conflictivos de estas indicaciones están:

1) El proyecto elimina el requerimiento de estudio de impacto ambiental para los transgénicos de uso agrícola y forestal requerido por la Ley de Medio Ambiente (Art 10 r, Ley 19.300).

2) El proyecto da aprobación automática a los cultivos transgénicos denominados para “uso controlado”, con fines de investigación o multiplicación de semillas. Las empresas sólo deben dar aviso al SAG con 5 días de anticipación. No requieren  evaluación de riesgo, estudio de impacto ambiental o información a la ciudadanía. Sólo deben cumplir desconocidas medidas de bioseguridad que aplique el SAG. Muchos de estos cultivos serán pruebas de campo de nuevos eventos peligrosos, como los farmacultivos rechazados en otros países, cuyos impactos no han sido suficientemente evaluados. Este sistema legitima el uso de Chile como patio trasero de estas compañías.

3) El proyecto establece el “uso liberado” de cultivos transgénicos comerciales para uso nacional o de exportación. Estos deben ser aprobados sólo la primera vez, quedando luego libres de ser liberados sin solicitar permisos nuevamente. Solo requieren de una simple evaluación de riesgo y si su solicitud es rechazada las empresas gozan de amplios derechos para apelar la resolución.

4) El proyecto permite la declaración de sitios centros de origen y de diversidad para resguardar los recursos en ellos contenidos Sin embargo, esta protección es insuficiente, pues se permite la liberación de transgénicos dentro de ellos. Asimismo se crean solamente bajo propuesta del Ministerio de Agricultura, no se permite propuestas de la sociedad civil o de los mismos agricultores que quisieran resguardar sus cultivos de la contaminación. A través de ellos no es posible proteger los cultivos tradicionales diseminados en todo Chile que aun están en manos de pequeños agricultores que resguardan este amenazado patrimonio, como por ejemplo las razas de maíz existentes en Chile. Tampoco resguarda los parientes silvestres de los cultivos transgénicos, que son especies endémicas o nativas de amplia distribución.

5) El proyecto va en detrimento del desarrollo de la agricultura orgánica y convencional libre de transgénicos, pues no establece un sistema de protección de los mismos y de responsabilidad y compensación por la contaminación de cultivos y por la pérdida de certificación orgánica.

6) El proyecto otorga la facultad a las empresas para mantener reservada la información de la modificación genética de los cultivos, lo que imposibilita una evaluación cabal de sus riesgos e impactos, como asimismo su seguimiento y trazabilidad.

7) El proyecto establece que los alimentos transgénicos no deberían ser etiquetados violando el derecho a los consumidores a una información veraz y oportuna establecida por la Ley del Consumidor. En cambio, establece un etiquetado voluntario de los productos libres de transgénicos, dejando la carga de la prueba a los alimentos mas sanos y seguros que son aquellos libres de transgénicos. Éstos deberán asumir mayores costos de análisis de contenidos y pagar multas, lo que de inmediato desincentivará este tipo de etiquetado.

La Fundación Sociedades Sustentables lamenta este tipo de proyectos de ley en Chile, y seguirá atenta a su trayectoria en el Congreso.

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