El negativo resultado conseguido, deja a los osorninos dependiendo sólo de un milagro para escapar de la Primera B, y esto lo tiene claro el equipo en pleno, puesto que tras unos 15 minutos de encierro en el camarín, en medio de una amarga conversación con el técnico Mario Vanemerak, varios de los jugadores salieron con los ojos húmedos y la mirada gacha.

Partido

Fue un primer tiempo parejo. Ambos equipos adolecieron de técnica suficiente para mostrar un juego hilado y claro, lo que los llevó a buscar más bien el error del otro en vez de crearse una oportunidad propia atacando el pórtico. De hecho, fueron muy pocas las posibilidades de gol durante los 45 primeros minutos, salvo una jugada de Fernando Brandán a los 14, cuando logró esquivar la defensa y quedarse solo frente al arco defendido por Cristian Britez, malogrando la más cercana posibilidad local con un tiro raso desviado al costado derecho. De ahí en más, sólo la doble tarjeta amarilla y expulsión del capitán antofagastino, José Pedrozo, a los 30 minutos, llenó las estadísticas del enfrentamiento. De fútbol, muy poco.

Más allá de sumar minutos, la etapa complementaria se transformó en la prolongación del juego poco vistoso del primer tiempo. El terreno húmedo por la lluvia, pareció complicar más de la cuenta a los cuadros, los que nuevamente salieron a buscar los errores contrarios para intentar marcar. Así llegó el minuto 77, cuando tras falta a unos 20 metros del arco defendido por el arquero local Fernando Burgos, el nortino Julio Rodríguez logra inflar las mallas gracias a un tiro libre directo que es desviado levemente por otro visitante. Qué importa este detalle, el juez Julio Bascuñan cobra el gol y es la caída del pórtico taurino.

Tras el gol, los llamados “Pumas” del norte retrocedieron y fue más difícil el trabajo ofensivo de los osorninos. El reloj pareció apurar su aguja y la desesperación de los Toros no ayudó en su búsqueda de la igualdad. Gritos llenos de rabia desde todos los rincones del estadio, comenzaron a caer sobre las espaldas de los jugadores, como una mochila pesada que no se puede quitar. Así llegó el pitazo final y una nueva amarga semana para los hombres de Vanemerak, una semana en donde el fantasma de la Primera B estará metiendo más miedo que nunca en esta campaña 2008.

Fotografía de archivo: Juan Pablo Pérez.