La sociedad chilena en la última década ha experimentado profundas trasformaciones sociales, políticas, culturales y económicas. A partir de esto, nuestras comunidades pertenecientes a la sociedad civil se han ido comprometiendo cada día mas con una participación activa en distintas iniciativas de índole local, regional o nacional.
Para profundizar en esta realidad es necesario entender el significado de dos conceptos: Participación y Ciudadanía.
1.- Participación:
Entendida como un ejercicio democrático que permite a las personas y organizaciones de un territorio determinado tener la capacidad y posibilidad en influir en las decisiones públicas que las afectan.
2.- Ciudadanía
En opinión de Castillo (1997) significa que los miembros de la sociedad están premunidos de ciertos derechos que les permiten incidir en las instituciones del estado, en la toma de decisiones o en la realización de determinadas políticas.
A partir de estos dos conceptos, la participación de la comunidad en el ámbito municipal no solo puede ser entendida a partir de lo político (elecciones, plebiscitos, consultas) sino que además al desarrollo económico, social y cultural de esa comunidad, a través de la generación de iniciativas y proyectos concretos que vayan en su directo beneficio.
Según lo anterior podemos decir que la ley orgánica constitucional de municipalidades nº 18.695, en su título IV “de la participación ciudadana”, menciona 5 instrumentos y mecanismos de participación ciudadana con que los municipios cuentan en la actualidad, estos son:
a.- La Ordenanza de Participación
b.- El Consejo Económico y Social Comunal (Cesco)
c.- Las Audiencias Públicas
d.- La Oficina de Reclamos
e.- Los Plebiscitos Comunales
Según lo Anterior tendríamos que preguntarnos si nuestras autoridades municipales están cumpliendo con dicha normativa y de qué manera nuestra ciudadanía está conciente de la posibilidad que tiene en incidir en las decisiones locales para el desarrollo de su entorno.