El “Socialismo del Siglo XXI” sigue su camino a toda máquina. Este domingo el Presidente Hugo Chávez anunció la expropiación del centro comercial Sambil La Candelaria, próximo a terminarse, ubicado en pleno centro de Caracas en un terreno de más de 21.000 metros cuadrados. Chávez argumentó que el centro de caracas está muy congestionado y que ese espacio puede tener alguna utilidad Socialista.

Lo anterior no debería extrañar a nadie ya que es plenamente “consecuente” con la política de expropiaciones que Chávez viene ejecutando en los últimos años. Sin embargo, este tipo de medidas, atendido el contexto en el que se ejecutan, merecen, a lo menos, algunos comentario.

El panorama de para el Gobierno venezolano es incierto. El precio del barril de petróleo ha caído a mínimos históricos en solo unos meses, cotizándose por debajo de los US$ 50. Esto no sería una catástrofe si el Gobierno hubiera ahorrado parte de los excedentes generados por el exorbitante precio del barril, que hasta el mes de octubre de 2008 alcanzó un promedio de 107,10 dólares (39 dólares más que en el mismo periodo de 2007). Pero Chávez se ha encargado de dilapidar esos recursos a través de medidas populistas y políticas de salvataje a otros empobrecidos gobiernos de corte socialista y comunista.

Con este escenario, no es raro que nuevamente Caracas comience con los ataques a E.E.U.U, desviando la atención internacional, para evitar críticas al manejo económico que ha realizado hasta ahora. La expropiación del centro comercial Sambil La Candelaria no escapa de esta estrategia. En el acto público donde anunció esta medida, se dirigió al alcalde y le señaló: “Pare eso, señor alcalde, vamos a revisar todo eso, y vamos a expropiar eso y a convertirlo en una clínica (…) en una escuela, en una universidad.”

Algunos podrían justificar esta medida señalando que la cadena de centros comerciales ya ha acumulado suficiente riqueza. Sin embargo, el problema es más complejo. El Gobierno Venezolano anunció esta medida cuando apenas faltan algunos arreglos para que el gigantesco centro comercial este terminado. Con esto, expropiará un edificio grande y moderno, pagando a sus dueños lo que estime conveniente. Yo me pregunto ¿por qué el gobierno, que maneja(ba) cuantiosos recursos, y que tiene, entre otras, a lo menos el deber de garantizar la educación y la salud, no adquiere un terreno y construye por su cuenta los proyectos educacionales y de salud de que tanto habla? ¿Qué posibilidad de defensa tienen los particulares frente a las decisiones arbitrarias de un Gobierno “todopoderoso” como el que ha construido Chávez?

Termina así la escasa confianza que los empresarios tenían para invertir en ese país, con lo que se garantiza un oscuro futuro para los venezolanos, ya que si el Estado no tiene los recursos de que disponía hace algunos meses y los empresarios no están dispuestos a entregar al capricho de Chávez su dinero, ¿quién generara empleo para los miles de cesantes? ¿Podrá el estado, a través de sus planes sociales, mantener a los miles de venezolanos que no trabajan en las empresas petroleras?

Para finalizar, no se puede evitar comentar la última teoría del Presidente venezolano, la que propone que Simón Bolívar no murió producto de una tuberculosis (1830), sino que fue asesinado por las oligarquías de Estados Unidos, Colombia, Inglaterra y España. Para probar su hipótesis, Chávez creó una comisión investigadora conformada por varios ministros y el fiscal general, quienes no descartan exhumar el cadáver.