Teleseries en Chile: El plano de reacción ¡es mucho más que eso!

24 Agosto 2012

Las televisoras chilenas suelen tener escenas que no superan el minuto y algunas veces podemos encontrar hasta una veintena de planos en ella. Lo beneficioso, registrar a tiempo real al intérprete y sus reacciones.

Nicolás Fontaine >
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A la hora de interpretar la escena el actor se verá enfrentado, en el caso de las grabaciones en estudio, a tres cámaras que registrarán su actuación desde un punto de vista dado por el director y sobre todo por las necesidades propias del género.

Nuestras televisoras chilenas suelen tener escenas que no superan el minuto de duración y algunas veces podemos encontrar hasta una veintena de planos en ella. Lo beneficioso para los actores es que las tres cámaras están puestas en el set de tal manera que pueden registrar a tiempo real al intérprete y sus reacciones. Lo perjudicial es que la atención-concentración del actor se puede dispersar al no saber con claridad y precisión cuál es la cámara y el plano en que la cámara lo está registrando.

En el género de las telenovelas chilenas, es común que los conflictos que se plantean sean circulares y no frontales ni directos. Es decir, que rodean el problema, lo enuncian para después rematar con un plano de reacción del personaje, de tal forma que en la siguiente escena del mismo personaje nos damos cuenta que el calvario y las decisiones tomadas producto de la escena anterior fueron realizadas en escenas que no vemos y que el actor debe construir. Hay que destacar que un buen guionista es capaz de entregar todos estos antecedentes al director y al actor. De ahí la importancia fundamental del plano final o de reacción de una escena.

En nuestra industria nacional el plano de reacción es cada vez más importante. Primero, porque el plano encierra el remate final de la escena y traduce el estado interno que el personaje vive y, segundo, porque las escenas nacionales carecen de desarrollo dramático y vivencial en estas mismas. Quiero decir que muy pocas veces veremos que estos conflictos serán tratados directamente en las escenas. La razón es simple, el género de las telenovelas en Chile se entiende y se construye a una velocidad que impide que el guionista pueda profundizar en todas las escenas. Lo hará sin duda, pero en las escenas que son más relevantes para la historia central de cada personaje. De esa forma el suspenso del conflicto se podrá estirar los 90 ó 100 capítulos que dure la telenovela y el espectador podrá saltarse el visionado de algunos capítulos sin quedar fuera de la historia que se le está contando.

El plano de reacción, por lo tanto, se agranda, se empodera dramáticamente, ya que encierra todos los elementos mencionados anteriormente, incluyendo otro: el o la intérprete deberá ser capaz de transmitir en ese plano su impacto por la información recibida, el suspenso que llevará al espectador a la siguiente escena y el conflicto que subyace en el personaje.

Impacto + suspenso + conflicto = Plano de reacción

Es común en nuestras televisoras nacionales que el plano de reacción sea puesto en cámara lenta o bien se reitere en variados tipos de plano que entregan la misma información visual al final de una escena. Más de alguna vez he visto escenas que tienen planos de reacción finales que duran tanto como las escenas. A mi juicio, es una mala costumbre por no saber llevar el conflicto de las escenas o por la escasa construcción de conflicto que puedan tener.

¿Qué debemos hacer?

La cámara es el espectador con nombre y apellido, debemos trabajar para ella y con ella. Lo que no ocurre en el plano, no ocurre en la escena. Nadie lo verá y nadie interpretará lo que está ocurriendo fuera de ella.

Debemos conocer al camarógrafo, conocer sus velocidades de reacción y narración, su inclinación por determinados planos y sobre todo tenemos que mostrarnos como somos, compartir con ellos. Esto ayudará a que conozcamos mutuamente nuestras kinéticas. No tenemos que olvidar que el director trabajará con nosotros por medio de este hombre y su cámara. Por lo mismo, es fundamental entender y asimilar lo que el director entiende por acción. ¿Por qué? y ¿para qué?, ¿desde dónde viene? y ¿para dónde va?. 

Debemos comprender y asimilar por medio de la vivencia que la reacción-acción es un estado interno que se comunica de alguna manera o forma por medio de nuestro cuerpo. La morisqueta, altamente utilizada y tentadora para nosotros los intérpretes, no sirve y  destruye lo anteriormente construido por un actor. La reacción-acción debe ser genuina y coherente con el personaje que se interpreta. Nosotros en la vida no siempre reaccionamos con un gesto facial. La ausencia de un gesto puede significar algo o el movimiento de las manos o el desplazamiento del cuerpo, entre otros.

Si bien el plano de reacción es el remate de nuestra escena, no podemos construirlo aparte como un elemento aislado, pues lo único que lograremos es destruir nuestro trabajo. Nuestro plano debe ser construido desde la escena en la que estamos, es una síntesis de nuestro estado final un desenlace que nos llevará a otra escena.

Plano de reacción: 

Es la síntesis de nuestro personaje en la escena, nuestro desenlace. Por eso la importancia de conversar con el director y consultarle ¿cuál es la estética de los remates de escena?, ¿en qué velocidad se trabajará?, ¿son apoyados por una música, ¿cuál?, ¿qué tipo de plano se utilizará? Les aseguro que un buen director sabrá responder estas preguntas, y así podremos trabajar con mayor finura nuestras escenas.

Por eso la importancia de los ensayos de la escena, normalmente un director realizará tres ensayos. El primero, se concentrará en resolver la letra de la escena y sus movimientos de cámaras, el segundo será la ejecución de la escena en la cual se pondrán a prueba todos los elementos que confluyen en ella. Las entradas y salidas, movimientos de cámaras, ajustes de planos, pie de textos, intenciones actorales, movimientos de audio, utilización de escenografía entre otros. Y el tercero que será la corrección audiovisual y actoral del segundo ensayo.

Cada ensayo será una nueva oportunidad para observar y ejecutar los movimientos de las tres cámaras que tomarán la escena, cada uno de ellos es también un espacio para interactuar y experimentar nuestros movimientos. Y a la hora de el remate final tendremos que trabajar para la cámara que el director nos indique, pero nunca debemos dejar de lado las otras dos cámaras a las cuales también debemos estar atentos a la entrega de un nuevo plano si el director lo necesita. No es lo mismo levantarse en una silla desde un primer plano que de un plano general, la velocidad del movimiento será dada por el plano y movimiento de la cámara. Esa información es vital para nuestro trabajo.

El actor entra al set a dialogar con las cámaras, a regalarle cada expresión traducida a cada plano. El final de una escena es una síntesis, un comprimido del viaje del personaje, un trampolín de contenido emotivo que llevará al televidente a soñar, especular, divagar y dilucidar nuevos encuentros entre el personaje y su cámara.

De ahí la importancia que un plano de reacción final de una escena es mucho más que eso.

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