Opinión: El Medio ambiente como bien social

Opinión: El Medio ambiente como bien social

17 Julio 2013
Andrés Gillmore >
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La producción y el comercio afectan negativamente el medio ambiente cuando no se toman las providencias necesarias, eso en Chile lo tenemos bastante claro, porque ha sido una variable olvidada y hoy sufrimos las consecuencias sociales de ese problema. Además el tema energético y la nula concepción de políticas sustentables en relación con la matriz energética, nos ha hecho entender ante la inmensidad de la realidad, que si no tomamos recaudos a partir de ahora en el presente-futuro, la proyección de nuestra sociedad se complica, si no logramos un balance entre el ser humano y su posición ante el medio ambiente.

El medio ambiente es un bien social que nos pertenece a todos y debemos cuidarlo, hoy hablar de bio-diversidad, medio ambiente, calidad escénica y ecología, no queda limitado al mundo hippie como lo fue hasta hace un par de años atrás. Hoy millones de ciudadanos conscientes y transversales sustentados en todo tipo ideologías han entendido la gravedad del problema y están dispuestos a hacer los sacrificios que sean necesarios para revertir la situación. Un sinónimo de país desarrollado es trabajar en pos de ese objetivo. El recalentamiento global es una realidad, el cambio climático se va acentuando en nuestra rutina diaria, afectando todos los parámetros y queda demostrado precisamente en nuestro actual invierno chileno, que más parece una primavera y eso debe de preocuparnos y hacernos recapacitar seriamente.

La pregunta trascendental que debemos hacernos como sociedad, es si podemos crear una base de sustentación para defender el territorio de las malas prácticas ambientales y diseñar un modelo que nos permita un proceso definitivo y de largo aliento que genere el respeto hacia el medio ambiente. El liberalismo comercial en la cual hemos fundamentado nuestro modelo económico, no tendría porque haber sido un sinónimo de contaminación y de devaluación del territorio nacional como lo ha sido hasta ahora.

Los mercados abiertos de la globalización que propone el mundo moderno, pueden y deben mejorar la distribución de los recursos y crear una mejor calidad de vida y eso pasa necesariamente respetando el entorno. Para que eso sea posible, debemos tener la capacidad de invertir en polos de crecimiento más eficientes ecológicamente, con planificaciones claras y concretas, económicamente viables y no como lo que ocurre actualmente, solo medios productivos que generan riqueza, pero sin ninguna base de sustentación y sin los debidos estándares profesionales de calidad.

Un comercio solido internacionalmente como el que pretendemos, debe estimular el crecimiento económico y social como objetivo básico respetando la biodiversidad y la cultura histórica del hacer, utilizando el medio ambiente de manera más eficiente y realista, proporcionándonos un plus que nos distinga en el comercio mundial. Hoy Chile es reconocido como uno de los países con la huella de carbono más sucia del planeta.

Cuando Chile fue invitado a ser miembro de la OCDE, el gran objetivo que nos posibilitó ser aceptados y entrar en esta importante organización, fue que nuestro país diera un ejemplo a las otras naciones subdesarrolladas, que se podía erradicar el cohecho y lograr un cambio sustancial en la formulación de las leyes en el Congreso, haciéndonos un país más responsable medio ambientalmente. Los objetivos de la OCDE son claros en este sentido: Apoyar el crecimiento sostenible respetando al ser humano como valor fundamental y su relación con el medio ambiente, elevar los estándares de vida, mantener la estabilidad financiera en armonía con esos preceptos, colaborar con el desarrollo de otros países, contribuir al crecimiento sano del comercio mundial y respetar ante todo el medio ambiente. A pesar de los años pasados como miembros en esta organización, aún estamos muy al debe y debemos rectificar.

Una gestión sana hacia el medio ambiente, es parte esencial del desarrollo sostenible que debemos buscar, los ejemplos a nivel mundial que deberían guiarnos en este proceso es lo que han realizado los países Nórdicos, Europa occidental, Sud África, por nombrar algunos, transformando sus procesos. Este es el único fundamento de base que toda sociedad con aspiraciones debe realizar. Esto solo se logra con respeto en si mismo y conscientes que el crecimiento puede y debe ir de la mano de la defensa de los recursos naturales, controlando la pérdida de la biodiversidad y contrarrestando el uso ilimitado de fuentes de crecimiento contaminantes.

El informe de la OCDE de evaluación del desempeño ambiental de Chile no ha sido muy bueno en los últimos años, por ello estableció algunas recomendaciones que hasta ahora no se han cumplido. Entre las más importantes están:

-Creación de un cuerpo de inspectores del medio ambiente y el fortalecimiento de la aplicación en todo sentido con las empresas.

-La adopción de una ley ambiental más rigurosa sobre la protección de la naturaleza y la biodiversidad más certera, que permita al gobierno más fundamentos para fiscalizar adecuadamente los procesos productivos y de generación.

- Generar incentivos empresariales vinculados al mejoramiento del medio ambiente, con políticas claras.

-Estrategias energéticas que sean más ecológicas y sustentables para la vida de las comunidades.

El verdadero compromiso social con el medio ambiente, es la parte más sustantiva del proceso social, no se puede hablar de justicia social si no va acompañada de justicia ambiental. No sacamos nada con crear leyes eficientes y protocolos de trabajo, si no tomamos un compromiso serio y responsables como sociedad con conciencia y ética del hacer, que a pesar de las necesidades y de lo imperioso de la búsqueda del desarrollo, debemos proteger y no destruir. Por mucho que tengamos fiscalizadores, multas millonarias y las penas del infierno para las empresas y las personas que toman malas decisiones ambientales, de nada valen si no tomamos conciencia como sociedad de la importancia y del respeto que debemos tener por el medio ambiente.

La importancia de tomar conciencia que el medio ambiente influye directamente en nuestra realidad diaria y por ende en nuestra calidad de vida y que la sustentabilidad del tema energético es de relevancia en el proceso interno, nos ha llevado a una encrucijada que debemos resolver y consistentemente con proyección y altura de mira de la cual no podemos escapar y hacer la vista gorda como a sucedido hasta ahora. Los gobiernos futuros tienen la responsabilidad de tomar un rol fundamental en hacer esto posible y lograr así prácticas de desarrollo que tomen conciencia del tema ambiental y favorezcan ambientes sustentables, reconociendo los impactos negativos que traerán políticas de desarrollo que no tomen conciencia de la variable ambiental y social como base de proyección. 

Por Andrés Gillmore, Secretario y vocero de Corporación Costa Carrera-Cuenca del Baker-Aysén