Por Andrés Gillmore Secretario y vocero de Corporación Costa Carrera

El pasado lunes 5 de diciembre HidroAysén de propiedad de Endesa y Colbún dio el detalle en forma oficial de la línea de transmisión eléctrica hacia el norte del país a los habitantes de Aysén. La transnacional con su proyecto contempla la postura de más de 1900 torres de alta tensión entre las localidades de Cochrane y Chaitén, lo que en verdad es un despropósito, si a eso le sumamos la franja de seguridad de 100 metros de ancho por cada torre de alta tensión. Vemos que la intervención es más que importante y tendrá consecuencias nefastas.

Lo increíble del trazado en lo que concierne a Aysén, que la empresa explica en forma clara que el trazado pasara por fuera de la ciudad de Coyhaique y de la localidad de Cisnes, por considerarlos la empresa un destino turístico, lo que en un principio esta muy bien. Pero por otro lado sin ningún conocimiento de la realidad, borrando con el codo la vida de muchos ayseninos y haciendo caso omiso de una realidad que le molesta a la empresa por consideraciones económicas, opta por usar el mismo eje de la carretera austral sur en la cuenca del Baker, como guía del trazado de la línea de transmisión desde 15 kilómetros al sur de Cochrane hasta Coyhaique. Que es precisamente el territorio más turístico de Aysén, con varios millones de dolares de inversión en complejos turísticos, con mas de 70 funcionando al dia en pleno desarrollo con muchos puestos de trabajo, y 11 localidades en función de la actividad.

Con más de 8 mil habitantes de estas localidades proyectándose en la actividad del turismo. Que con el paso de las torres de alta tensión por el jardín de nuestros complejos turísticos y nuestras localidades, veremos destruidos no solo nuestra belleza escénica, la calidad ambiental de la cuenca del Baker y nuestra calidad de vida; como toda proyección económica y social para siempre, por un proyecto que nos traerá pobreza y destrucción en caso de concretarse. 

La actividad del turismo de intereses especiales en la región de Aysén, ha venido desarrollándose desde los inicios de la década de los noventa, con un desarrollo importante y pujante. Esta actividad ha tenido la capacidad de reinventar Aysén desde sus mismos cimientos y sacarlo del ostracismo y la pobreza en la cual estuvo por varios años, luego de la debacle de lo que significo la perdida de los mercado históricos de la lana, por la quiebra de la industria textil nacional y de la crianza de ganado ovino, mas que nada por la entrada al país de carne faenada de países de Latino América, por la incorporación de Chile al Mercosur. Que destruyo por completo la economía aysenina y la vida de cientos de pobladores rurales que desde la colonización se dedicaban a la ganadería en forma extensiva.  

La actividad del turismo de intereses especiales, tuvo la capacidad de redimir a los habitantes y darles la vitalidad perdida y la esperanza de un futuro mejor que habíamos perdido. Hoy esta actividad tiene un gran desarrollo, una enorme proyección y una gran responsabilidad de hacer de la intención un bien durable y general de todos los ayseninos.  Para que ello ocurra necesitamos ante todo debemos cuidar del medio ambiente y nuestra calidad escénica. Para eso contamos con empresarios éticos y responsables, que ven en la actividad del turismo una manera de aportar por el bien de Aysén y de hacerlo sustentable.

Necesitamos ser ayudados por autoridades que tengan la capacidad de entender esa verdad y de lo que significa la responsabilidad histórica de lograr el fondo cultural-histórico-medioambiental de lo que se pretende en la región, armonizándolo con las actividades de desarrollo -RESPETANDO Y NO IMPONIENDO- cosa que lamentablemente no ha sucedido.  Todo aquel conozca Aysén sabe de esa relación directa con el habitante del territorio y su medio ambiente en interacción directa con nuestra forma de ser y hacer, que es precisamente lo que hace del territorio tan especial y valorado, que es en si mismo un valor agregado de origen que no podemos perder.