Divorcios con malicia: ¿mala fe o sinvergüenzura?

Divorcios con malicia: ¿mala fe o sinvergüenzura?

15 Septiembre 2012

En estos ocho años a cargo de Separadosdechile.cl, conociendo muy de cerca cualquier cantidad de procesos de divorcios, me ha tocado conocer casos en que claramente hubo "mala fe" de parte de la esposa o del marido que pretenden exigir compensación económica.

SeparadosdeChile.cl >
authenticated user

"Encuentro absolutamente inaceptable que una persona que en realidad abusó económicamente del marido mientras se mantuvo la relación conyugal deba recibir después, además, una compensación económica porque no trabajó. Ello, en circunstancias de que el hombre, a lo mejor, lo único que quería era que lo hiciera y que ayudase de alguna manera a los gastos de la casa. Me parece que la buena o la mala fe debe ser considerada siempre. Es cierto que la gran mayoría de las mujeres no es como aquella que he descrito, pero, que ésta existe, así es".

Lo anterior, no lo dije yo, aunque comparto plenamente esa opinión. Lo dijo el 21 de Enero de 2004, la actual Ministra del Trabajo, doña Evelyn Matthei, en ese entonces Senadora, en momentos en que se debatía la ley de divorcio y estaba ad portas de ser aprobada por el Congreso.

Tras la intervención de la actual Ministra, el Senador Andrés Zaldívar cerró el debate y decidieron incorporar "la buena o mala fe" como elemento a considerar por el Juez a la hora de resolver el tema compensación económica ( Artículo 62.- Para determinar la existencia del menoscabo económico y la cuantía de la compensación, se considerará, especialmente, la duración del matrimonio y de la vida en común de los cónyuges; la situación patrimonial de ambos; la buena o mala fe; la edad y el estado de salud del cónyuge beneficiario; su situación en materia de beneficios previsionales y de salud; su cualificación profesional y posibilidades de acceso al mercado laboral, y la colaboración que hubiere prestado a las actividades lucrativas del otro cónyuge.)

En estos ocho años a cargo de Separadosdechile.cl, conociendo muy de cerca cualquier cantidad de procesos de divorcios, me ha tocado conocer casos en que claramente hubo "mala fe" de parte de la esposa o del marido que pretenden exigir compensación económica.

Respecto a las féminas, la mayoría eran mujeres relativamente jóvenes, entre 25 y 38 años, sin hijos, y tremendamente flojas. Exigían al marido cifras millonarias de compensación económica por haberse quedado, según ellas,  al cuidado del hogar, en circunstancia que se quedaban en la casa viendo teleseries todo el día, porque tenían una asesora del hogar que les dejaba la casa reluciente. Es más, algunas ocupaban el tiempo que les sobraba para ir a un gimnasio, a terapias de relajación, entre otras actividades similares. Hubo un par de casos al revés, hombres mantenidos que se aprovecharon de la mujer y de su cuenta corriente abultada.

Pero esos hombres y mujeres al divorciarse, sentían que tenían todo el derecho a exigir que la pareja los compensara por jugar al luche o ver tele todo el santo día. El marido afectado por estas sinvergüenzas, por lo general eran personas esforzadas, que tenían un buen pasar, pero no eran ricachones ni mucho menos. Lo lamentable, es que casi siempre cuando he conversado con ellos, se les nota profundamente tristes. Desganados.

Sólo algunos han confesado el dolor que les causa que la persona a quien habían amado tanto, con quien habían compartido su vida, sus sentimientos, sus alegrías, su cama, todos momentos inolvidables, les estuviese cobrando por cada mes que estuvieron a su lado.

Un cincuentón, buen hombre, de clase media alta, casado con una joven de 29 años, con algo de rabia se sinceró y exclamó en un momento "mire don Ricardo, esto que me está pidiendo mi esposa, me hace sentir como si me hubiese casado con una prostituta. Con sexo me tenía los sentidos anestesiados. Nunca quiso trabajar, por más que le pedía que aportara con algo, tampoco hacía nada en la casa porque le tenía nana, nunca quiso tener hijos, y para colmo inventaba excusas para no acompañarme al cine, a comprar, a casa de amistades, nada. Pero en la noche, me regaloneaba y sólo entonces me hacia sentir que era su rey, que yo tenía el control. Fui un ingenuo".

Una mujer de las cuatro décadas, bastante conocida, reclamaba en contra del esposo que le estaba exigiendo poco más de 100 millones de pesos por cuatro  años de estar a su lado, sin hacer nada más que servirle de acompañante y chofer de vez en cuando. El tipo no trabajaba y se la pasaba todo el día en los gimnasios, jugando tenis, compartiendo con sus amistades, en fin, un gigoló cualquiera. Cuando viajaban, le exigía pagar primera clase y hoteles de cinco estrellas. De hecho, la cuenta corriente que tenía el sinvergüenza, se la abrió ella y le depositaba mensualmente un monto bastante generoso para sus gastos personales. Hasta lo ayudó a inaugurar su propia empresa. Después supo ella que este sinvergüenza, además le había sido infiel con varias de sus conocidas en el gimnasio.

Bueno, hay un dicho que dice que la culpa no es del chancho, sino de quien le da el afrecho....

Por ello, celebro que la otrora Senadora Matthei haya insistido en que se incorporara la "mala fe" en la ley de divorcio. Ella fue una dama cuando expresó sus ideas, muy diplomática.

Yo lo hubiese dicho de otra forma y en vez de "mala fe", hubiese pedido que la palabra fuera sinvergüenzura.

Y por Dios que abundan esos pastelitos.