Verdaderos estados democráticos son aquellos que garantizan y protegen los derechos humanos

Verdaderos estados democráticos son aquellos que garantizan y protegen los derechos humanos

11 Diciembre 2011

 La intervención del Poder Político, como lo hace el actual Gobierno sobre el Poder Judicial para que actúe y falle como él lo quiere, constituye una presión inaceptable.

Sergio Ojeda Uribe >
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Los Derechos Humanos son consustanciales a la persona humana.  Son anteriores al Estado. Y este se limita solo a reconocerlos y darles protección. Son universales, irrenunciables, absolutos e inalienables y su penalidad es imprescriptible, no indultable y no procede amnistía.  Son los auténticos  derechos naturales. Con un contenido ético y moral. 

La evolución en el tratamiento de la persona humana permitió que los estados se hayan convencido de su real importancia y hayan  ido plasmando estos derechos en Tratados Internacionales para imponer en el régimen jurídico interno de los países, el reconocimiento y el  deber de protección.  Esto, debido a que en el mundo, la dignidad humana y los derechos más elementales, eran pisoteados y arrasados por la irracionalidad de los regímenes autoritarios o defactos. 

Nunca se habló tanto de los Derechos Humanos, como  cuando fueron aplastados.   Ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial. Ocurrió durante la Dictadura Militar en Chile y lo hemos visto con pavor en todos los movimientos políticos y sociales en el mundo que han sido reprimidos.  El 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas suscribió  la Declaración Universal de los Derechos Humanos, después que los Estados comprobaron con espanto la barbarie, la brutalidad y el genocidio realizado por la Alemania Nazi.

El preámbulo que fundamenta esta Declaración Universal, enfatiza que el desconocimiento  y el menosprecio de los Derechos Humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad y que se ha proclamado como la aspiración más elevada del hombre, el advenimiento de un mundo en que los seres humanos liberados del temor y la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencias. 

Y considera esencial, que los Derechos Humanos sean protegidos por un régimen de derecho, a fin de que el hombre no se vea  compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión. Antes  solo existía  la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano. La primera manifestación de protección de los Derechos de la Persona la tenemos con la Carta Magna de Juan Sin Tierra, del 15 de junio de 1215 y que consagra el Habeas Corpus.

La vida, la integridad física y moral, el derecho de reunión y de opinión  son las potestades máximas  del ser humano.   En sus 30 artículos, la Declaración Universal consagra los derechos  que a cada persona corresponde.  Dispone que todas las personas nacen iguales en dignidad y derechos y dotados como están de razón y conciencia deben comportarse fraternalmente los unos con los otros. 

Todas estas  disposiciones están contenidas en el Art. 19 de nuestra Constitución Política.  La declaración conceptúa clara y categóricamente estos derechos.  La legislación interna de los países no siempre logra imponer su protección.  Y las constituciones se transforman en disposiciones meramente declarativas, sin fuerza coercitiva.  En las democracias también se violan los Derechos Humanos. 

En Chile, aunque estamos en un Régimen Democrático, también se violan los Derechos Humanos, lo que no solamente ocurre en dictadura.  La democracia también los torna vulnerables. La represión policial contra las manifestaciones sociales y su criminalización. 

La contaminación ambiental que  atenta contra el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación, como el caso patético de Puchuncaví y Quinteros. La discriminación por las minorías étnicas. La construcción de Centrales Hidroeléctricas en sus territorios, atenta contra su historia y su patrimonio cultural. Se encarcela y persigue a los Mapuches  que luchan por la recuperación de sus tierras.   Hay discriminación   con las minorías sexuales.

Las condiciones inhumanas en las cárceles, con estados deplorables de promiscuidad y hacinamiento.  La no dictación de leyes que crean Instituciones como el Defensor del Ciudadano. La intervención del Poder Político, como lo hace el actual Gobierno sobre el Poder Judicial para que actúe y falle como él lo quiere, constituye una presión inaceptable.  Las Leyes Políticas en materia de participación y decisión ciudadana, implican  un vacío que muchos interesadamente se niegan a llenar.

Todo esto indica  que Chile sigue permitiendo que se violen los Derechos Humanos.

Rememorar los 63 años de la Declaración Universal es resaltar su contenido y exigir del Estado su reconocimiento y su protección.  Es pedir que se resguarde el derecho intrínseco de ser persona y erigirlo en el sujeto máximo y central de todas las consideraciones sociales, políticas, culturales, económicas y morales del mundo civilizado. 

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