Opinión: Nos olvidamos de la marea roja y de la crisis ambiental en Chiloé

22 Julio 2016

Lo que más complica desde la perspectiva ciudadana, es que en la actualidad nada se soluciona con la altura de mira que corresponde y no existe confianza, porque todo tiende a quedar en el limbo de las inconsecuencias.

Andrés Gillmore >
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Desde el 2011 cuando se iniciaron las marchas en contra del controversial proyecto pretendido por HidroAysén durante el gobierno de Sebastián Piñera y se continuó con las reivindicaciones estudiantiles, pasando por los Movimientos Sociales de Magallanes, Aysén y Freirina, los escándalos en todo sentido han ido en un sostenible aumento, hasta llegar a los días de hoy, donde semana tras semana van destapándose absurdos malos manejos, cohecho, tráfico de influencias, colusión, las famosas boletas ideológicamente falsas y muchas veces la simple falta de interés por resolver situaciones.

La mayoría de las veces desde el gobierno, la teoría de la solución es aceptable, paro a la hora de llevarlo a la práctica, los intereses creados de los grupos de poder económico, hacen que las soluciones tomen intrincados senderos, que terminan empantanándose y con el tiempo al no verse soluciones reales, la ciudadanía termina perdiendo la confianza en la institucionalidad vigente y en el mismo  gobierno, perdiéndose la capacidad de asombro y diluyendo el proceso democrático, ante el inmenso caudal de desaciertos, dando pie para que ciertos intereses ideológicos y políticos, terminen sosteniendo que no vale la pena votar, porque nadie es confiable, menos los políticos, y que acercarse a las urnas es un contrasentido. Cuando a decir verdad; la única manera de mejorar el formato y renovar la política, es precisamente yendo a las urnas, aplicando el proverbio: a hierro matas a hierro mueres.

 Lo que más complica desde la perspectiva ciudadana, es que en la actualidad nada se soluciona con la altura de mira que corresponde y no existe confianza, porque todo tiende a quedar en el limbo de las inconsecuencias, la teoría es superada constantemente en la práctica de los intereses privados y en consecuencia, acarreando una inimaginable cantidad de problemas a futuro, que al  no ser solucionados con la preponderancia que se debería coartan la proyección de desarrollo.

En el mes de mayo recién pasado el gobierno firmó un acuerdo con las organizaciones de Chiloé, comprometiéndose de ir con ayuda social a las comunidades del archipiélago, ayudándolos a enfrentar la desastrosa problemática social y ambiental, devenida por la terrible marea roja que infesto su mar. El acuerdo terminó con las grandes movilizaciones y ayudó a despejar los bloqueos que sufrió el archipiélago durante un poco más de 15 días, de una realidad que no sólo afectó a los trabajadores de la industria pesquera, sino también a todos los habitantes de distintas zonas de la isla y de parte importante de la Región de Los Lagos.

El ministro de economía, Luis Felipe Céspedes, en representación del gobierno en ese entonces, se comprometió de ir en ayuda de todas las familias que de una manera u otra se relacionaban con el mar en las diferentes actividades tanto de mar como de costa. Se anunció con bombos y platillos, la creación de una mesa de trabajo, que analizaría en forma seria, responsable y profesional, las demandas de las comunidades y proyectaría el desarrollo de Chiloé de una forma más descentralizada, bajo una perspectiva más realista y de acuerdo con la forma de hacer de la cultura de chiloé. La ayuda financiera que se le entregaría a cada familia por parte del gobierno, se dividiría en un monto inicial de 300 mil pesos y tres aportes mensuales de 150 mil pesos, en depósitos realizados en las cuentas Rut del Banco del Estado. Beneficio que le correspondería a seis mil jefes de familia, con un total de 750 mil pesos distribuidos en 4 meses. Además el gobierno dejó muy claro al sellar el acuerdo, que realizaría un estudio exhaustivo y profesional, comandado por científicos certificados y de confianza, que analizaría todos los pormenores de la marea roja, su origen y consecuencias y la proyección de la problemática a futuro en el archipiélago.

Ha mediados del pasado mes de junio, viajó a Valparaíso La Mesa de Trabajadores/as afectados por la marea roja y la contaminación del mar de Ancud, para reunirse con la comisión de medio ambiente y zonas extremas de la cámara de diputados, para entre otras cosas, denunciar que sólo se habían entregado los bonos prometidos a un pequeño grupo de pobladores y que varios de esos bonos, por si fuera poco, habían ido a parar por error a profesionales y comerciantes, que nada tenían que ver con los verdaderos afectados.

El viaje de esta organización sólo fue posible gracias a los aportes de particulares de Ancud, ante la desesperada situación que están viviendo tantas familias y nada tuvo que ver  la intendencia y menos el gobierno; lo que en si mismo demuestra cabalmente la precariedad de la situación y la falta de sentido común para solucionar el problema o por lo menos tener la capacidad de amenizar las consecuencias y entablar el dialogo correspondiente. La mesa de trabajo también denunció a la comisión,que es una falacia del gobierno, decir por los medios de información, que se han entregado el 90 % de los bonos y la verdad es una sola; en Ancud, se esta viviendo una crisis humanitaria de grandes proporciones y en la actualidad existe un gran número de familias que se encuentran sin alimentos, sin trabajo y sin ninguna ayuda por parte del gobierno, como fue lo prometido en plena la crisis. La denuncia por si cabía alguna duda, fue corroborada por la misma alcaldesa de Ancud, Soledad Moreno, que aseguró que la gran mayoría de los trabajadores afectados no ha recibido beneficio alguno y que las autoridades no se han hecho presente como correspondería.Realidad totalmente aplicable a todo Chiloé.

El comité científico encargado de investigar la relación entre el vertimiento de las 4.500 toneladas de peces muertos (salmones) a alta mar durante el bloom de algas y el posterior aparecimiento de la marea roja. No ha recibido como debería haber sido, los 42 millones comprometidos por el gobierno para llevar adelante la investigación, obligando a que los mismos científicos tengan que gestionar con sus propios recursos buena parte del trabajo y pedir créditos bancarios, comprometiéndose los mismos  científicos a  cancelar directamente de sus propios bolsillos los créditos para realizar la investigación. Poniendo una vez más en tela de juicio y duda, la relación que siempre se objetó entre el gobierno y el gremio salmonero y hasta qué punto el gobierno estaba dispuesto a ir en busca de la verdad en este delicado tema

Una de las principales preocupaciones que deberíamos tener en la actualidad sobre todo as portas de un nuevo proceso municipal eleccionario este año y presidencial y parlamentario el próximo, es cómo podemos contrarrestar la gran insatisfacción actual, ante la forma de actuar de los políticos y del gobierno. En cualquier democracia Neoliberal como la nuestra, las funciones deben ser críticas y canalizar los intereses y las demandas ciudadanas en forma correcta y sustentable, garantizando la verdad por sobre todas las cosas. Sin embargo, cuando las estructuras de intermediación que deben resolver las nacientes problemáticas, fracasan a la hora de cumplir con los objetivos principales, con el deber que les compete y con las promesas realizadas; que entre otras cosas, explican la falta de confianza en la institucionalidad vigente y en el mismo gobierno. Si como sociedad perdemos la confianza en nuestros seudos lideres, indudablemente se diluye la democracia y quedamos a merced de la anarquía.