Apuntes ciudadanos y algunos comentarios sobre la Reforma al Binominal

Apuntes ciudadanos y algunos comentarios sobre la Reforma al Binominal

15 Febrero 2015

Con la supuesta reforma nada ha cambiado en términos prácticos, enrabiando a muchos ciudadanos honestos, pero como siempre suele suceder cuando se es jugador y árbitro, los políticos que queríamos fuera del congreso se han salido con la suya.

Andrés Gillmore >
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No hay duda que reforma al binominal fue muy esperada por mundo ciudadano por décadas, que entendían que finalmente se reformularía el proceso eleccionario que habíamos heredado de la dictadura y que finalmente los independientes, que son la gran mayoría del país, tendrían la posibilidad de obtener una mejor representación en el congreso, democratizando la política y con ello la toma de decisiones. A decir verdad quedamos en la pura intención y fundamentalmente avanzamos pero muy a medias y como siempre caímos en la frase que ha dilapidado desde siempre el futuro de Chile, “ en la medida de lo posible”.

Desde la llegada de la nueva democracia en 1989, la reforma al binominal fue el caballito de batalla de todos los políticos de la Concertación para justificar lo injustificable. Una serie de medidas que no se tomaron y otras que sí, que no trajeron nada bueno para la sociedad chilena, que solo permitieron crear desigualdad y que los ricos fueran aun más ricos. Un formato que permitió que el grueso de la ciudadanía se transformara en un ente manipulable, del cual se podía sacar provecho económico. Podríamos decir a ciencia cierta y sin porcentaje mayor de error, que la esperada reforma al binominal fue lo que se denomina en la jerga popular un “huevo de pato”.

Lo que se hizo a ojos de los que no confunden ideología con servilismo político y que les pareció una gran reforma y la celebraron con creces no es tan así. Desde el mundo ciudadano cuando te tomas el tiempo para analizar el contexto real de lo que se realizó, no es algo para celebrar bajo ningún supuesto. Lo que finalmente quedó luego de tanto andar, prometer y discursar, fue algo insulso, fuera de contexto, hecho a la medida para que los mismos senadores y diputados de siempre, puedan seguir perpetuándose en sus cargos de aquí a la eternidad; cuando lo que se esperaba era precisamente todo lo contrario. Que por fin se iba a poder renovar el congreso con elecciones verdaderamente democráticas y representativas del pensar nacional, donde simplemente ganará el mejor y que un gran porcentaje de los ilustres que están desde siempre apernados, iban a tener que darle paso a una nueva generación de políticos, más de acuerdo con los tiempos y con lo que están exigiendo los desafíos del futuro a un Chile con serias contradicciones operativas e ideológicas, por congresistas que más que ayudar entorpecen los procesos, poniendo barreras al sentir ciudadano, con la posibilidad de extirpar de una vez y para siempre los malos elementos, los intereses creados, el lobby descarado, la intervención foránea de las políticas públicas y lo poco fundamentados con que han legislado en los últimos años, con formas y intereses poco saludables que de una u otra manera han ido carcomiendo la sustentabilidad no sólo del congreso, como del país en general; jaqueando la sustentabilidad y la proyección de lo que somos y lo que debemos ser.

La reforma aprobada al binominal posibilitó la conformación de un nuevo redistritaje, abriéndose 28 nuevos distritos donde se elegirían 155 diputados, aumentando en 33 los parlamentarios de los actuales 122. El senado quedará compuesto por 50 legisladores, subiéndose en 12 la cantidad, que serían electos en 15 circunscripciones en cada región del país, aumentando el número de senadores en la región Metropolitana, Valparaíso, Maule, Bío-Bío, Aysén y la Araucanía, con cinco representaciones más en la cámara alta, complicando de sobre manera las intenciones a los candidatos independientes, cuando ellos a decir verdad en la actualidad son la gran mayoría de Chile, explicándose por el método D'Hondt, que considera que el número de votos obtenidos por un pacto para elegir a los ganadores, obligaran al candidato independiente a obtener más votos que las mismas listas de los partidos políticos compuestas por varios candidatos, disminuyendo las opciones de ser elegidos, a no ser que el candidato independiente quiera asociarse con un partido político y hacerse parte de la lista correspondiente, eliminándose totalmente bajo esta realidad la posibilidad que candidatos fuera de los pactos puedan ser elegidos.

El Senado continuará con las mismas prerrogativas que por tanto tiempo se dijo que no podían seguir en un Estado democrático y de acuerdo con nuestra realidad, permitiendo que tal como operaba el binominal que los senadores continúen designando a los ministros de la Corte Suprema; los miembros del directorio de TVN; los consejeros del Banco Central; el Fiscal Nacional; los miembros del Tribunal Constitucional y la posibilidad de conceder la ciudadanía por gracia a aquellos extranjeros que ellos consideren “ilustres” sin el debido proceso; cuando por lógica pura debería ser un tema que maneje la Cámara de diputados, como aprobar o rechazar tratados internacionales y pronunciarse cuando corresponda, ante los diferentes estados de excepción constitucional. 

Se prioriza el financiamiento de los partidos políticos con representación parlamentaria en desmedro de los independientes; no se hizo ningún esfuerzo para confeccionar un reglamento para el financiamiento de las campañas políticas. Los independientes fueron dejados a su suerte al no permitírseles conformar alianzas propias, solo sí cuentan con la tutela paternalista de los partidos políticos constituidos o los llamados tradicionales.

Además la reforma permite conformar listas con un número mayor de candidatos a los cupos que se deben elegir, para asegurar que todos los necesarios lleguen. No se limitó la reelección perpetua de diputados y senadores, que tanto daños ha hecho en regiones. No se dejó obligación alguna, que los candidatos a senadores tengan que tener residencia efectiva, permitiendo con el olvido que los partidos políticos tengan la potestad de imponer sus candidatos y perpetuar en el congreso a los que no están bien perfilados en sus territorios de origen, dándose continuidad al “cuoteo” político y la manipulación de las intenciones.

Con la supuesta reforma nada ha cambiado en términos prácticos, enrabiando a muchos ciudadanos honestos, pero como siempre suele suceder cuando se es jugador y árbitro, los políticos que queríamos fuera del congreso se han salido con la suya, dando la vuelta larga para llegar donde mismo burlándose de manera solapada de sus “representados”. Lo que por un momento fue la gran esperanza de renovación de la tan desgastada política chilena y de quienes la hacen, se ha transformado en una decepción más de una ciudadanía cansada de tanta manipulación, que ya no sabe qué hacer para que el país cambie y que las reformas que indudablemente necesitamos, no solo sean boomerangs políticos, que al poco tiempo nos den vuelta de campana con problemas aún más complicados de superar y resolver y que pasemos interminables periodos presidenciales arreglando los laberintos que nos dejaron las anteriores administraciones.

Necesitamos tener la capacidad y la intención verdadera de romper el circulo negativo en el que estamos inmersos en la actualidad, para generar de una vez y para siempre un circulo virtuoso, que permita hacer los ajustes que sean necesarios y no solo los posibles o los negociables de los intereses creados y que de una vez podamos ver el futuro con esperanza y concreción.