Marcelo Hernández, vive un etapa positiva en su vida. Con 32 años, casado con un hijo, está a punto de titularse de preparador físico y es reconocido como el mejor conductor que tiene el básquetbol chileno. Además su equipo es el puntero de la liga y es el jugador lider en asistencias y, por si esto fuese poco, el jugador de mejor rendimiento.

Proveniente de una familia basquetbolista, fueron ellos los que le inculcaron el amor a este deporte, como reconoce él. Tras sus primeros pasos en equipos de Porvenir, su ciudad natal, llega al básquetbol profesional a Provincial Llanquihue, equipo que lo albergó por 5 años.

Así, Hernández llega a los toros donde obtiene sus primeros títulos Dimayor y Libsur en la temporada 96 y 97. Luego en el 2003 nuevamente vuelve a salir campeón de la Libsur con los "Toros". El 2008 y 2009 logra los campeonatos de apertura con la Universidad de Concepción, equipo que finalmente se retira de la Dimayor junto a otros por problemas dirigenciales. 

Hernández lamenta la situación actual del básquetbol chileno ya que para él, todo el buen trabajo que se venía realizando se pierde al separar las dos ligas. Para el conductor de Osorno Básquetbol debiesen volver a unirse y formar una sólida base con trabajo en divisiones inferiores, ya que entre cada campeonato los equipos tienden a disgregarse. Además sostiene que países como Colombia, Uruguay, y Venezuela, ya vienen mostrando un alza que lamentablemente el básquetbol chileno ya no tiene.

En el ámbito local, Hernández sostiene que el grupo que se ha juntado para dar forma al actual líder de la Liga Nacional Movistar, es muy parejo y afiatado. "Se genera una mezcla entre gente mayor con experiencia ganadora y motivando a los más jovenes a llegar al éxito".Además subraya que el nivel del equipo es muy competitivo porque todos buscan ganarse un lugar, pero que, a pesar de eso, existe un camarín muy maduro, capaz de solucionar todos los problemas que pueden presentarse.

Para Hernández, Osorno Básquetbol es candidato al título y debiese ser uno de los finalistas. Y el gran rival a vencer es Boston College. Según él, esa debiese ser la final más lógica dado el nivel mostrado por ambos equipos durante la fase regular. Su objetivo, como el de todo el equipo, es salir campeón y cree que están todas las condiciones para lograrlo. Un equipo competitivo, ganador, dónde cada uno de los integrantes sabe qué hacer cuando le corresponde entrar a la cancha.

Con respecto a su futuro a mediano plazo, quiere seguir ligado al deporte y al básquetbol. Su objetivo es, una vez terminada su carrera como jugador, convertirse en entrenador del mismo deporte que ha practicado por más de 15 años.