En estas empresas se inculca la ideología individualista, se dejan de lado los estudios sobre derechos humanos o la crítica a los sistemas neoliberales. Para asegurar una alta rentabilidad a sus capitales se ahorran laboratorios, clínicas, equipamientos, gimnasios u otros sitios de esparcimiento; superexplotan a sus docentes con bajos sueldos, sin vacaciones ni pagos por horarios nocturnos; no realizan labores de investigación ni de extensión; se limitan a la enseñanza de "tiza y pizarrón", y desestiman disciplinas de bajo rendimiento monetario, pero de importancia social. Tales negocios son incompatibles con una sólida calidad académica. Los magnates de las altas finanzas quieren repetir el ejemplo que les ha reportado el sistema privatizado de las Administradoras de Fondos de Pensiones. Mientras los cotizantes están obligados a pagar elevadas comisiones de sus sueldos para que les mal administren sus ahorros con una magra rentabilidad, los grandes capitalistas dueños de las AFP obtienen tasas de ganancias exorbitantes, aún en tiempos de crisis económica. Cuando se pone por delante el carácter de "negocio" del sistema, como lo reconoce el Ministro, entonces los perdedores serán los estudiantes y futuros profesionales, los que endeudados por largos años, terminarán trabajando para los usureros y no para sí o sus familias.
En estas empresas se inculca
En estas empresas se inculca la ideología individualista, se dejan de lado los estudios sobre derechos humanos o la crítica a los sistemas neoliberales. Para asegurar una alta rentabilidad a sus capitales se ahorran laboratorios, clínicas, equipamientos, gimnasios u otros sitios de esparcimiento; superexplotan a sus docentes con bajos sueldos, sin vacaciones ni pagos por horarios nocturnos; no realizan labores de investigación ni de extensión; se limitan a la enseñanza de "tiza y pizarrón", y desestiman disciplinas de bajo rendimiento monetario, pero de importancia social. Tales negocios son incompatibles con una sólida calidad académica. Los magnates de las altas finanzas quieren repetir el ejemplo que les ha reportado el sistema privatizado de las Administradoras de Fondos de Pensiones. Mientras los cotizantes están obligados a pagar elevadas comisiones de sus sueldos para que les mal administren sus ahorros con una magra rentabilidad, los grandes capitalistas dueños de las AFP obtienen tasas de ganancias exorbitantes, aún en tiempos de crisis económica. Cuando se pone por delante el carácter de "negocio" del sistema, como lo reconoce el Ministro, entonces los perdedores serán los estudiantes y futuros profesionales, los que endeudados por largos años, terminarán trabajando para los usureros y no para sí o sus familias.