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Opinión: Del Sarten a las brasas, a propósito de los gobernadores regionales

07 Octubre 2016
No creo que exista ningún chileno que viva en regiones que no este a favor de descentralizar, iniciando la tan esperada regionalización y que los Intendentes sean elegidos democráticamente y las regiones definitivamente tengan la autonomía que se merecen.
Andrés Gillmore >
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Lo que complica de sobremanera, es la forma en cómo el gobierno ha iniciado el proceso dividiendo el proyecto en dos. Sin saberse a ciencia cierta cuáles serán las atribuciones y las competencias del supuesto Gobernador Regional. El simple hecho que el proyecto se haya dividido en dos, da muy mala espina de cuales han sido los verdaderos objetivos de la NM y nos demuestra una vez más, que hasta esta misma ley de descentralización, esta estructurada y desarrollada de forma totalmente centralizada y como digo en el título; para las regiones es “del sartén caemos a las brasas”.

En la actualidad los congresistas en general son muy poco creíbles; la mayoría tiene serios problemas de toda índole. Resulta dudoso por decir a lo menos con la visión desde el mundo ciudadano, que esos mismos congresistas con éticas poco comprobables y que sabemos que no quieren entregar el poder y se anclan a el con todo lo que tienen; que digan que no nos preocupemos, que después (quien sabe cuando) legislarán las competencias de los gobernadores regionales. Sobre todo si consideramos que este gobierno esta de salida y que por lo que se puede ver, todo el apuro radica simplemente en sacar adelante la ley, para sacar ventajas en las próximas elecciones municipales y seguir consolidándose en las presidenciales; sin importarles lo que suceda en el futuro con las regiones y su triste legado.

Todos sabemos bien, que el próximo gobierno quién sabe si legisla por las competencias y mucho de lo que se a legislado en la actualidad será descartado. Por mientras en las regiones, nos quedaremos con una entidad acéfala y sin don de mando, que para quienes conocemos el devenir interno regional, sabemos con certeza, que producirá un caos y un terrible choque de poderes que ni siquiera tenemos la capacidad de imaginarnos.

Sabemos con certeza que el crecimiento del país no ha sido homogéneo desde el punto de vista territorial y que no todas las regiones han crecido de manera similar y si decimos las cosas como son, la mayoría de las regiones se han transformado en zonas de sacrificio para dar pie para que las grandes transnacionales extractivistas extranjeras usen y abusen de los territorios regionales para extraer nuestros recursos naturales. Los indicadores reflejan que el dinamismo de la economía que podrían tener de algunas de las capitales regionales, no son capaces de compensar y menos de revertir los escuálidos indicadores que presentan las economías provinciales y comunales del Chile rural; produciendo un desbalance en la forma en cómo crecemos y en cómo desarrollamos el mundo regional. Con ello los territorios con menor crecimiento, concentran el mayor número de personas en condición de pobreza y de asalariados que reciben el sueldo mínimo, con promedios estadísticos regionales que esconden la enorme asimetría existentes y eso no es otra cosa que sinónimo centralismo.

La lucha en contra el centralismo ha sido histórica y llena de grandes fracasos, que a pesar de todo en el último tiempo, nos ha hecho entender a muchos, la imperiosa necesidad de combatir el centralismo, porque queramos o no, es el causante natural de la postración de las regiones y la terrible desigualdad de nuestra sociedad. Pese al discurso y la supuesta buena voluntad de muchos políticos. El discurso nuevamente esta siendo usado como caballito de batalla para ganar en la actualidad las elecciones municipales y proyectarse en las presidenciales y eso le quita solidez y seriedad a la descentralización.

Si partimos de la base que la desigualdad es el producto estrella del centralismo del modelo de desarrollo, comprenderemos que la descentralización política, administrativa y fiscal, debe tener la capacidad real de transferir poderes, recursos y decisión a las regiones, poniendo en práctica la cohesión territorial como tarea prioritaria. Si queremos de verdad erradicar la pobreza, la exclusión, la desigualdad y la falta de voz y decisión de las regiones. El centralismo con todas sus implicancias y su nefasta dinámica debe erradicarse, porque han invisibilizado y marginado las realidades regionales.

El gobierno de la Nueva Mayoría tal como lo prometió en la campaña por llegar a la Moneda, esta queriendo sustentar su promesa de campaña, lo que se ha denominado su checklist institucional. Instituyendo lo que denominaron los dos pasos para la descentralización. Es indudable que nadie puede negar el gran avance que significaría una elección democrática directa para elegir al intendente regional. Sin embargo, la institución que  saldrá de ese acto, será una institución con evidentes debilidades bajo un formato a medias, que más que aportar sera un lastre difícil de llevar para las regiones, introduciendolas en un caos total, al posibilitarse que dos gobiernos regionales paralelos administren las regiones. El democrático con casi ninguna competencia y el de la Moneda, con poder de decisión y con las competencias de los seremis a su disposición.

Lo que es inentendible es que se acepte un proyecto desfigurado en dos etapas y no se realice de una vez y como un todo. Lo que indica según mi modesta opinión, que todo se resume a una forma nueva de “hacer que se hace, pero realmente no se hace”, con una solución salomónica pero muy cínica. Los partidos políticos quedaran tranquilos, porque no pierden su poder y su injerencia en las regiones y no se podrá acusar al gobierno de no respetar sus promesas de campaña. Los únicos que pierden una vez más, son los habitantes de las regiones, que heredan un formato con dos administraciones, que se transformara en un caos administrativo, con un gobierno que le importa poco lo que resulte de este engendro.

En todo orden de cosas hay dos maneras de hacer las cosas, una buena y la otra mala; esta forma es pésima. Dudo que este gobierno legisle por las competencias y dudo que el próximo este llano a hacerlo y como siempre sucede; la tan esperada regionalización dormirá en un cajón del Congreso Nacional y no es chiste.

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