Es lamentable que se siga alimentando la ilusión de que como consumidores estamos protegidos. El Sernac como organismo tiene pocas facultades y atribuciones para hacer cumplir la ley a las empresas infractoras, lo que en definitiva lo hace parecer un buzón de reclamos más que un ente que de protección efectiva. Me imagino la risa que le debe dar a los ejecutivos de las grandes empresas cuando les llega una cartita del Sernac avisandoles que existen consumidores descontentos y que si la situación se mantiene se verán obligados a iniciar un proceso que puede terminar con una irrisoria multa a beneficio fiscal.

Esto del Sernac financiero no es más que ampliar el ámbito de conocimiento y especializarlo en materia financiera, lo que puede resultar en algo rescatable, pero a todas luces insuficiente. No se ha hablado de recursos reales o procedimientos nuevos que realmente pongan a la empresa o banco en este caso, en la necesidad de darle un buen trato a sus clientes. Actualmente si uno tiene un problema con un banco puede seguir el tedioso procedimiento de reclamo de la SBIF y asegura mejores resultados que el Sernac o en el futuro el "Sernac Financiero". El lío es que demasiado formal para evitar que todo el mundo ande reclamando leseritas sin sentido. Porque a modo de consejo, antes de reclamar hay que saber distinguir si nuestra pretensión tiene asidero o es sólo un descontento del momento.

Siempre he sido de la idea de que se debiera crear una Superintendencia del Consumidor, donde la fiscalización sea real y realmente coactiva con multas ejemplarizadoras.