Buenas conversaciones, buenos futuros
¿Qué celebramos la pasada Navidad?
¿Qué celebramos la pasada Navidad?
27 Diciembre 2008
Tanto ajetreo y compra navideña puede confundirnos... acá compartimos un poema que resulta inspirador para reconocer el sentido que tiene la celebración del nacimiento de Jesús de Nazaret.
José Fco. Yuras... >
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Comparto con ustedes el texto de un poema de Benjamín González Buelta, actual provincial jesuita de Cuba, en el que expresa con sencillez una de las aristas de la celebración del nacimiento de Jesús de Nazareth, que a mi me resulta muy iluminador. En este niño pequeño Dios se ha hecho uno de nosotros... no podemos más que agradecer al Señor, y como dice el P. González Buelta en otro de sus escritos, recibir la invitación de \'bajar al encuentro de Dios\', único camino de salvación. Que disfruten este poema...
POR PRIMERA VEZ (Benjamín González Buelta SJ)
POR PRIMERA VEZ (Benjamín González Buelta SJ)
Aquella noche en Belén,
por primera vez
Dios pudo decir: “Nosotros”.
Nosotros,
los recién nacidos de mujer,
fragilidad dormida
en el regazo materno,
los nacidos fuera de la ciudad,
rechazados por muros y cerrojos,
los súbditos de Herodes
y esclavos del Imperio,
la familia humana
que gesta la alegría universal
bajo la tierra protectora
del silencio y de la espera.
Aquella noche en Belén,
por primera vez
pudimos decir: “Nosotros”.
Nosotros,
los que mirábamos al cielo,
y los ángeles y la estrella
nos señalaron esta gruta,
los que cargamos a Dios
en nuestros brazos,
los que sentimos correr
su cercanía paternal
por nuestras venas,
los que somos su palabra,
su fantasía y sus manos
para recrear la tierra.
Jesús,
el “nosotros” de Dios y el nuestro
al mismo tiempo,
creciendo por los siglos.
por primera vez
Dios pudo decir: “Nosotros”.
Nosotros,
los recién nacidos de mujer,
fragilidad dormida
en el regazo materno,
los nacidos fuera de la ciudad,
rechazados por muros y cerrojos,
los súbditos de Herodes
y esclavos del Imperio,
la familia humana
que gesta la alegría universal
bajo la tierra protectora
del silencio y de la espera.
Aquella noche en Belén,
por primera vez
pudimos decir: “Nosotros”.
Nosotros,
los que mirábamos al cielo,
y los ángeles y la estrella
nos señalaron esta gruta,
los que cargamos a Dios
en nuestros brazos,
los que sentimos correr
su cercanía paternal
por nuestras venas,
los que somos su palabra,
su fantasía y sus manos
para recrear la tierra.
Jesús,
el “nosotros” de Dios y el nuestro
al mismo tiempo,
creciendo por los siglos.
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