No quiero subirme a un carro de la victoria ajeno, pero me alegra el triunfazo de Everton. Sin duda, este logro fueron tres goles a la arrogancia de los santiaguinos de creerse el centro del universo.
La obtención de la cuarta estrella de los ruleteros, me hizo pensar varias cosas. La primera (que es una de mis obsesiones) es que no es necesario ser un equipo de Santiago para ser grande. Everton demostró que con las condiciones adecuadas y un buen técnico se puede llegar a la cima.
La segunda y, no menor, es que hay que construir un nuevo Sausalito.
La tercera y final es que el fútbol chileno habría sido muy diferente de haberse desarrollado en su cuna: El Puerto.
Vamos por parte
Everton se matriculó como uno de los grandes. Su cuarto campeonato lo deja empatado a Cobreloa en cantidad de títulos obtenidos por equipos “chicos” o “de provincia” como dicen –no sé si peyorativa o de frentón estúpidamente- los periodistas deportivos que trabajan en la capital. Desde esta perspectiva, el cuadro de Acosta anotó tres goles al centralismo deportivo y, de pasadita, tapó bocotas. Ahora, dependerá sólo del club viñamarino seguir cosechando éxitos y ojo que se viene la Libertadores.
Sin embargo, para que los “oro y cielo” sigan levantando trofeos, se necesita inversión tanto del club para comprar refuerzos, como del mundo político, pues Sausalito no es un estadio apto ni para una final nacional ni para un partido internacional.
En este sentido, el reducto viñamarino es estructuralmente deficiente, no cuenta con buenos accesos, es inseguro y el hecho de estar en el cerro facilita que –al menos unas mil personas- se cuelen sin pagar la entrada. A Sausalito simplemente le falta y la solución no es tan compleja, sino más bien costosa.
En efecto, lo que debería suceder es que el gobierno inicie la construcción de un Estadio Olímpico, Metropolitano o de frentón otro Nacional, pero parece que hay un temor a denominar como nacional a algo que esté en regiones, de esta manera seguiremos teniendo recintos de todo tipo en peores condiciones o menores en tamaño que los de Santiago.
Por último, creo que si el fútbol chileno se hubiera desarrollado en los puertos, como lo fue en sus orígenes, sería otro fútbol. Sí, porque la primera asociación nacional de este deporte se conformó en Valparaíso alrededor de los años 1880-1885 bajo el nombre de Football Association Of Chile.
Siendo fieles a la historia, en Valparaíso se disputaban tres torneos tales como la copa Sporting, la copa Mac Clelland y la League; es decir, mucho más fútbol del que se acostumbra jugar hoy y, lo mejor de todo, ¡GRATIS!
Así, los primeros clubes del naciente fútbol chileno, todos anglo–porteños, fueron el Valparaíso F.C, Old Valparaíso, Badminton FC, Mac Kay and Sutherland, Victoria Rangers, La Cruz FC, Valparaíso Wanderers, Unión Edwards FC, Jorge VI FC, Gold Cross, Williamson, National y Santiago Wandereres. Posteriormente, se uniría el Everton de Viña del Mar que, paradójicamente, nació en 1909 en el Cerro Alegre.
Cabe señalar que, no sólo fue Valparaíso la cuna de ligas futboleras, ya que otros puertos como Talcahuano e Iquique –por citar algunos- también iniciaron tempranamente ligas de este tipo.
¿Pero qué pasó?
Según la historia, el fútbol también llegó a la capital del país, lo que al cabo de un tiempo generó disputas entre la élite criolla asentada en Santiago y los comerciantes –en su mayoría ingleses- apostados en Valparaíso. Esta situación generó varios quiebres generando nuevas asociaciones, las que se unificaron sólo por decreto supremo en el año 1929 naciendo, de esta manera, la Federación Chilena de Fútbol.
Sin embargo, hasta antes de eso, el fútbol fue un deporte porteño. De hecho, el primer estadio se construyó en el año 1870 en Valparaíso y el primer partido interciudades que enfrentó, en noviembre de 1893, al Valparaíso FC y al Santiago Club finalizó 7 a 2 a favor de los del Puerto.
Incluso, el primer encuentro internacional del que se tenga memoria fue jugado en las canchas del Valparaíso Sporting Club de Viña del Mar. Aquél día 25 de noviembre de 1893 una selección netamente porteña se enfrentó a un combinado Argentino. El resultado final del encuentro quedó igualado 1 a 1.
Entre otras cosas, la Football Association Of Chile, fue reconocida por la FIFA en 1913. No obstante, la insistencia de las elites capitalinas por obtener la hegemonía no sólo de la política, sino que también del deporte coartó al país de lograr un alto desarrollo futbolístico.
Pero no le achaquemos todo a la élite santiaguina que tanto daño ha hecho al país al imponerse como centro del universo, pues la I Guerra Mundial mató a la gran mayoría de los precursores de nuestro fútbol, ya que tras defender a su patria, el Reino Unido, jamás retornaron a Valparaíso.