Cuentos infantiles: El Cisne y la Princesa

17 Mayo 2008
Había una vez una princesita que vivía en un bosque tan enorme como la pizarra azul donde flotan las nubes...
Gilberto Palacios >
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Había una vez una princesita que vivía en un bosque tan enorme como la pizarra azul donde flotan las nubes. Sin embargo, sufría de soledad igual que una rosa en la boca del desierto.
Un día se internó en el follaje, y al recordar su eterna tristeza una lágrima se deslizó por su rostro. De pronto un suave y melódico silbido la deslumbró.
Por un par de segundos permanecería inmóvil y extasiada, hasta que mágicamente ante sus ojitos lagrimosos apareció un precioso cisne. Sus plumas eran profundamente blancas, como si las estrellas le hubiesen robado la piel a la luna para entregársela en el altar de la luz, y su cuello extremadamente fino, perfectamente moldeado por las manos de la noche.
Lentamente el Cisne se acercó a la Princesa, que había cambiado su pálida melancolía por el óleo majestuoso de la felicidad.
El Cisne le preguntó el motivo de su pena, a lo cual ella respondió:
- Estoy triste porque en el reino nadie me quiere.
Sin decir palabra alguna él clavó su mirada en la galaxia multicolor reflejada en el rostro de ella y luego de un par de segundos le respondió:
- Tú no perteneces a ese mundo, eres Princesa de lo divino y en estos momentos Dios te da la venia para que te internes en el arco iris de mi boca.
- ¿Qué me tratas de decir? Preguntó confundida la Princesa.
- Yo te contaré tu historia. -contestó el Cisne-.
"Hace mucho tiempo un malvado hechizero, obsesionado con la acuarela luminosa de tus ojos, te convirtió en humana para hacerte suya, pero su plan falló porque el Rey supo sus intenciones y antes de que pudiera raptarte logró expulsarlo del reino; desde ese día te ha cuidado como la hija que nunca tuvo. Yo siempre te he amado y sólo esperaba el momento adecuado para mojar tu belleza con las aguas de mi amor. Si me besas ahora y enlazamos nuestros cuellos como se entrelazan los poemas del edén, te convertirás nuevamente en cisne y viviremos juntos bañándonos en el manantial verde del futuro."
La Princesa, completamente enamorada, se acercó al Cisne besándolo delicadamente. Inmediatamente se escuchó el sonido de la Trompeta Sagrada y cayó un destello de mil colores, el cual la transformó en cisne.
Permanecieron largo rato observando como el lápiz del cielo escribía su hermosa historia. Se juraron amor eterno y de pronto se perdieron entre la mordedura del ocaso, iniciando una dulce vida en la eternidad del tiempo.

Comentarios

Imagen de Isel Bolaños

Maravilloso, felicidades y

Maravilloso, felicidades y gracias por compartir un relato que nos saca de las turbulencias cotidianas.

Imagen de Pamela

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¡Hermoso! Este es el valor agregado de El Vacanudo. Cuentos como este sólo se encuentran aquí.