El presidente Lula, en la visita oficial a Cuba, fue recibido por el Ministro de Relaciones Exteriores, Felipe Pérez Roque.
El mandatario brasileño tiene prevista la firma de importantes acuerdos que ampliarán las relaciones comerciales y las inversiones entre los dos países, entre otras, la prospección en las aguas profundas del occidente de la isla.
Asimismo, se prevén contratos para la construcción de carreteras en Cuba, el montaje de una fábrica de lubricantes e inversiones en el sector turístico.
El Presidente Lula anunció en Brasil, que además, se colaboraría en la creación de laboratorios médicos.
El comercio entre ambos países podrá verse favorecido con un aumento de las importaciones cubanas de alimentos, gracias a una línea de crédito de Brasil que se ubicaría en alrededor de US$ 200 millones.
El año 2006, el comercio entre los dos países alcanzó a los US$ 375 millones, de los cuales US$ 312 millones fueron de exportaciones brasileñas a Cuba, convirtiéndose para La Habana en el segundo socio comercial de América Latina, después de Venezuela.
Acompañan al Presidente Lula los ministros Celso Amorín, de Relaciones Exteriores; Miguel Jorge, de Desarrollo, Industria y Comercio; Fernando Haddad, de Educación; José Gómez, de Salud y el presidente de la petrolera Petrobras, José Sergio Gabrielli.
En la agenda se contemplan reuniones con el presidente interino de Cuba, Raúl Castro, con el presidente del Parlamento, Ricardo Alarcón y una posible reunión con el líder cubano, Fidel Castro.
Se incluye en la visita, además, una ofrenda floral al héroe nacional José Martí y un recorrido por el memorial que rinde homenaje al Apóstol en la Plaza de la Revolución de la capital cubana.
Esta es la segunda visita oficial que realiza Lula a Cuba como presidente. La primera se efectuó en septiembre de 2003. Con anterioridad había viajado a la isla en varias ocasiones desde su posición de líder del Partido del Trabajo.
Fidel Castro y Lula se declaran “amigos”, aunque el 2007 tuvieron un punto de fricción. El gobernante cubano se opone férreamente a la fabricación de etanol a partir de alimentos, mientras que el presidente brasileño impulsa esa producción a base de caña de azúcar, en virtud de un acuerdo con EE.UU.
Ambos presidentes han tenido cuidado de que la polémica pública sea cordial, evitando los ataques personales y “comprendiendo” siempre las posiciones adoptadas por la otra parte.
Fuentes:-
Prensa Latina
BBC
EFE