Cuando el "Apoyo Familiar" se transforma en más que un puesto de trabajo.

08 Enero 2008
¿Hacia dónde camina el Programa Puente?. ¿Los equipos cuentan con el tiempo necesario como para conocer los reales requerimientos de una familia?. He aquí el relato de uno de los protagonitas.
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Dentro de todas las actividades que una persona común pueda realizar, una de las más valiosas, es poder salir de su rutina diaria y poder descubrir todo un nuevo mundo que esta más cerca de lo que nosotros creemos.Porque todo lo que pensamos del mundo de repente se nos cae a pedazos cuando nos damos el tiempo y las ganas de ir más allá de nuestros límites naturales.
Todos nuestros compatriotas que viven por debajo de la línea de la indigencia, habitan un mundo muy diferente al que viven el resto de las personas de clase media, alta o inclusive baja. Hablamos de quienes cuentan con un ingreso per cápita menor a los $20.000 mensuales, con los cuales con suerte pueden pagar las deudas de servicios básicos.
A continuación hago un relato de una de mis visitas realizadas como Apoyo Familiar a una de las familias del Programa Puente en Osorno, Programa Social de Gobierno tendiente a mejorar la calidad de vida de las familias que están por debajo de la línea de la indigencia.
Llegué a un hogar habitado por la madre jefa de familia y sus tres hijos. Encontré a la dueña de casa muy cabizbaja. Comencé a preguntarle por sus hijos, adelantándome a que podría alguno de ellos ser la causa del “bajoneo”.
Fue ahí, que ella se empezó a desahogar, llorando desconsoladamente y manifestando que tenía muchos temores acerca de la suerte que su hijo correría como conscripto. Hace un mes y medio aproximadamente que estaba en un Regimiento de la Décima Región, y los tristes hechos que habían sucedido en Antuco con la muerte de los 45 conscriptos en ese invierno del 2005, le habían puesto el “corazón en un hilo”.
Primero, deje que se desahogara hasta las lágrimas, a pesar de que me incomodaba, pero tenía la certeza de que le sería útil y beneficioso. Me contó todos los sentimientos de miedo y terror que tenía por el bienestar de su hijo y que ojalá no tuviera la misma suerte de los conscriptos de la Octava región. Después, yo tome la palabra con el fin de tranquilizarla y de colocar los hechos en su justa dimensión.. Las posibilidades de que se produzcan otras tragedias similares, le dije, son mínimas, pues hubo una serie de coincidencias trágicas que el ejercito debiera tomar en cuenta para que nunca más se repita tal drama.
Con estos argumentos la señora quedo más tranquila y consciente de que su hijo tendrá una buena experiencia y que volverá donde ella en las mejores condiciones, que seguirán como familia unida queriéndose y protegiéndose unos a otros.
Apoyando e impidiendo el desborde emocional.
A la medida que iba entrando en conversación con esta señora, me fui dando cuenta de varios aspectos importantes.
Primero, la necesidad de la señora en ser escuchada y el deber del apoyo familiar de escucharla, pero no sólo de forma visual, sino que corporal y de espíritu, para que ella sienta de verdad que esta siendo comprendida de la manera esperada. Así, también puede fluir de mejor forma la conversación y los sentimientos que ella desahoga en ese instante.
Segundo, la importancia en la “contención” que realiza el profesional con las familias en cada una de las visitas. Esta suerte de impedir un “desborde emocional” de las personas que están afectadas por una situación específica o duradera y que las somete a una gran angustia o desesperación, muchas veces sin ver una solución positiva al problema o necesidad.
Tercero, lo trascendente de que el apoyo familiar pueda ser “empático”, o sea, colocarse en los “zapatos del otro”, tratando de visualizar la imagen más cercana a los sentimientos que fluyen por esa persona. Esto, para tratar de ver posibles salidas o soluciones a la problemática que presenta la persona o el grupo familiar
Cuarto, la importancia de la consejería en el trabajo con las familias del Programa Puente. Destacar todo lo que una buena comunicación entre las personas que conversan puede llevar. Entre ellas una de las más importantes es la confianza, que puede abrir un montón de otras puertas para realizar un trabajo efectivo y eficiente, en el cual ambas partes se comunican todo sin problemas, para de esta forma concretar las posibles soluciones a la situación familiar. A través de la palabra puede haber un cambio trascendental en la forma de pensar y ser de los beneficiarios, y así mismo pueden alcanzar los sueños y metas que se tracen.
Por último rescatar algunas ideas para la reflexión. El trabajo esta sujeto a metas cada vez más exigentes en cuanto a número de familias, visitas semanales, completar el sistema computacional, hacer listados de beneficiarios, etc. Con lo que cada vez se tiene menos tiempo para realizar las sesiones con las familias. Es válido cuestionarse entonces ¿hasta donde llegara la (re)carga de trabajo? ¿cuánto afectara negativamente este hecho en el trabajo con las personas? ¿pasaremos de ser apoyos familiares a simples encuestadores? ¿mejoraran las condiciones de trabajo?, en fin se pueden hacer muchas preguntas, pero creo que lo importante en este caso son las respuestas, para que no sean perjudicadas las familias del Programa Puente.